· Neurovida
La terapia asistida con animales (TAA) mejora el estado de ánimo de las personas mayores y reduce el riesgo de depresión, según una revisión de estudios realizada por Neurovida. Por ello, inicia una terapia piloto con mascotas en sus centros de día y lo hicieron el pasado 4 de octubre, Día Mundial de los Animales. “En Neurovida llevamos tiempo trabajando la animalterapia, con sesiones con perros entrenados, pero hemos apostado por dar un paso más e incluir también encuentros con las mascotas de nuestros participantes y trabajadores de los centros”, indica Priti Sadwahni, CEO de Neurovida.
A estas sesiones, dirigidas por las neuropsicólogas del equipo, asistirán perros, conejos, gatos y loros para compartir con los participantes diversas actividades dirigidas. También se realizará terapia de reminiscencia, en la que los adultos mayores que lo deseen, compartirán imágenes de sus mascotas del pasado o el presente y contarán las anécdotas que han vivido con ellos. “Trabajamos dinámicas de grupo en las que los participantes nos presentan a su animal de compañía y nos explican qué es lo que han vivido con ellos que más recuerdan o lo que más les gusta hacer juntos, por ejemplo. Es una forma fantástica de estimulación cognitiva. Además, hablar de nuestras mascotas tiene un impacto positivo en nuestro estado de ánimo”, explica Marina López, neuropsicóloga de Neurovida Hermosilla.
Un metaanálisis publicado en Psychiatry Research indica que la terapia asistida con animales logra una reducción significativa de los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia, especialmente la depresión. Otra investigación de la Universidad de Málaga publicada en International Journal of Environmental Research and Public Health, revela que la terapia con perros en personas con demencia disminuyó el estrés, la ansiedad y la tristeza y los síntomas depresivos; al tiempo que aumentó el placer, el estado de alerta general y mejoró el comportamiento. Además, la terapia con animales también ayuda a mejorar la función física y la actividad motora de los pacientes, reduciendo el riesgo de caídas.
Depresión y comorbilidades
“En la tercera edad es muy habitual tener que lidiar con bajones emocionales e incluso, depresión. Los adultos mayores son conscientes de la merma de sus capacidades físicas y cognitivas y lo acusan emocionalmente”, apunta esta especialista.
La depresión es, junto con la demencia, la enfermedad mental más frecuente en los ancianos. “El impacto de este trastorno está siendo cada vez más reconocido, aunque aún es una enfermedad que pasa inadvertida en muchos casos. Es la responsable de un importante sufrimiento para el paciente y su entorno, y también de un incremento en la prevalencia y mala evolución de otras complicaciones médicas y, secundariamente, con un claro impacto en el consumo de recursos sanitarios”, añade la neuropsicóloga.
Según la OMS, el 25% de los mayores presenta algún tipo de trastorno psiquiátrico; entre tales trastornos destaca la depresión como el más frecuente hasta los 75 años. La prevalencia de la depresión en este colectivo varía enormemente dependiendo de las circunstancias en que los adultos mayores se encuentren. Así, afecta al 10% de los que viven en la comunidad; entre el 15 y el 35% de los que viven en residencias; del10 al 20% de los que están hospitalizados; y las cifras aumenta al 40% de los que tienen un trastorno somático y reciben tratamiento; y un 50% de los hospitalizados en centros psiquiátricos.