La hernia discal es una afección común en la columna vertebral que afecta a una gran cantidad de personas en el mundo. En este artículo queremos mostrarte su tratamiento y algunas otras afecciones que pueden afectar la espalda.
¿Qué es una Hernia discal?
Una hernia discal surge como consecuencia de una lesión en un disco intervertebral. El disco primero se fisura a nivel del anillo fibroso, permitiendo que el núcleo pulposo que se encuentra en el centro del disco se empiece a desplazar hacia atrás, abombando el disco en la parte posterior. Cuando esto sucede, se conoce con el nombre de prolapso discal.
Cuando las agresiones al disco continúan, el núcleo pulposo sigue emigrando hacia atrás hasta casi introducirse en el canal medular, pero no puede penetrar en dicho canal porque uniendo las vértebras por detrás se encuentra un ligamento, el ligamento longitudinal posterior. En este caso tenemos una hernia discal contenida.
Si se continúa la presión, este ligamento llega a romperse y el núcleo pulposo, junto al resto del material del disco, pasan al canal medular comprimiendo directamente las raíces nerviosas o la médula espinal, a esto se le denomina hernia discal extruida.
Cuando se tiene un disco enfermo y se le practica una resonancia magnética o un TAC, se puede observar desde una degeneración mínima del disco hasta una hernia masiva. La hernia masiva se caracteriza porque prácticamente todo el disco ha emigrado hacia atrás y se encuentra en el canal medular.
Síntomas de una hernia discal
Los síntomas y los signos que se obtengan de la exploración, así como el tratamiento, van a ser diferentes dependiendo del grado de lesión y del grado de compresión al que someta a la médula o a las raíces nerviosas dicho disco intervertebral.
La altura a la que se encuentre el disco afectado es también importante, porque los problemas se originarán desde donde se encuentra la hernia hacia abajo. Cuánto más alta es la lesión, mayor cantidad de afectación podría haber. Las lesiones a nivel cervical podrían afectar a los brazos y las piernas, mientras que las lesiones en la columna lumbar afectarían solamente a los miembros inferiores. Los principales síntomas de una hernia discal son:
Dolor y sus características
Clínicamente, los pacientes se quejan de dolor en la región donde se encuentra la hernia, es decir, en el cuello si la hernia es cervical o en la región lumbar si la hernia es en la columna lumbar. El dolor suele aparecer inmediatamente o al cabo de varias horas de haber hecho un esfuerzo o sufrido un traumatismo. Junto al dolor, el paciente se queja de dificultad para doblar el tronco hacia adelante por la cintura, debido a una intensa contractura muscular, que le puede impedir enderezarse completamente.
Cuando se observa la espalda, ésta aparece mucho más recta, desapareciendo la curvatura normal de la misma (rectificación). El dolor, además de por el movimiento, puede aumentar por la tos o al hacer esfuerzos.
Este cuadro inicial puede mejorar al cabo de los días, pero suele empeorar más tarde, ocasionando episodios cada vez más frecuentes, más largos y dolorosos. El dolor lumbar único se denomina lumbalgia.
Cuando el dolor se extiende a la nalga y posteriormente al muslo, pierna y pie, se denomina ciática, porque sigue el trayecto del nervio ciático. Normalmente, el dolor ciático suele ser en una pierna, pero puede afectar a las dos.
Hormigueo (parestesias)
Acompañando al dolor lumbar con irradiación ciática, aparece una sensación de hormigueo o acorchamiento en la planta del pie y la pierna. Los nervios que van saliendo entre cada dos vértebras dan la sensibilidad y la fuerza a un territorio, que es diferente en cada uno. Esto permite saber qué nervio está afectado, preguntando al paciente dónde tiene la pérdida de sensibilidad o el hormigueo.
Por ejemplo, cuando el disco que se ha herniado es a nivel L4-L5, es decir entre la cuarta vértebra y la quinta, este hormigueo se localiza en la planta del pie y llega hasta el dedo gordo. Si la lesión está en el disco L5-S1, se produce un hormigueo en la parte de fuera del pie cogiendo todos los dedos menos el gordo, y cuando el afectado es el disco L2-L3 o L3-L4, el hormigueo se dará en la parte delantera del muslo y en la parte de fuera de la pierna.
Debilidad en el miembro inferior
La compresión del disco roto sobre las fibras nerviosas produce dos efectos muy importantes. Por una parte, se puede originar una debilidad en el miembro inferior (muslo, pierna, pie), quejándose el paciente de que la pierna le falla, se le dobla al caminar o de que es incapaz de subir el dedo gordo del pie.
Otras veces, el paciente es incapaz de ponerse de puntillas. Esto está originado por la lesión de las fibras nerviosas que se llaman motoras porque envían los mensajes desde el cerebro hasta los músculos para que éstos se contraigan.
Falta de sensibilidad
Otro efecto que se puede producir por la compresión del disco es la aparición de zonas con falta de sensibilidad en el miembro inferior. El paciente al tocarse nota la zona como dormida, acorchada. Aquí la lesión se encuentra en las fibras nerviosas sensitivas, que son las que llevan las sensaciones desde la piel hasta el cerebro.
Incontinencia
Síntomas más graves se dan cuando la compresión es tan grande en la parte baja de la espalda y se produce el llamado síndrome de la cola de caballo, con incapacidad para retener la orina o las heces.
Esto sucede en el caso de grandes fracturas o en hernias masivas, en las que una gran cantidad de hernia se desplaza hacia atrás, rellenando todo el canal medular, comprimiendo completamente los nervios que constituyen la cola de caballo, justo por debajo de donde acaba la médula.
Exploración de la hernia de disco
El médico, cuando examina al paciente, utiliza una serie de pruebas que le demostrarán si existe una compresión del nervio.
Prueba de Lasègue
La prueba de Lasègue es una de las más utilizadas, consiste en comprobar si aparece dolor en el territorio ciático cuando, con el paciente tumbado en la camilla, se le eleva la pierna con la rodilla extendida. En los casos más graves, el médico apenas puede despegar la pierna de la camilla por el intenso dolor que le provoca al paciente. Cuando al levantar la pierna aparece dolor, se dice que el signo de Lasègue es positivo.
Reflejos
Otra prueba que se debe realizar es la comprobación de los reflejos rotulianos en la rodilla y el reflejo Aquiliano en el talón. Si alguno de estos reflejos desaparece, se debe a que la compresión del nervio es importante.
Evolución de los pacientes
La evolución de los enfermos con hernia discal es muy variable. El 90% de los enfermos con hernia discal han tenido un episodio de lumbalgia hacia los 20 años de edad, provocada posiblemente por un traumatismo; a los 10 años del primer ataque de lumbago desarrollaron un cuadro de ciática.
Una vez declarado el ataque de ciática y comprobada la hernia discal, se observa que un 50% de los enfermos con ciática y hernia demostrada por resonancia, mejoran con medicación y reposo en cama, sin llegar a recibir tratamiento quirúrgico. El 50% restante opta por la intervención debido a la severidad de los síntomas desde un principio o porque tras un tratamiento prolongado el dolor no cede.
En los enfermos operados el resultado es satisfactorio en el 90% de los casos, mientras que en los no operados, el resultado satisfactorio se da en el 60% de los casos. Los mejores resultados se consiguen en aquellos enfermos que en los primeros tres meses de aparición de la ciática son operados.
Cirugía clásica de la hernia de disco
La cirugía del disco en la columna lumbar está indicada en aquellos pacientes cuyo dolor en la pierna les impide realizar sus tareas diarias a pesar del tratamiento médico. También está recomendada en los casos de pacientes que tiene una importante pérdida de fuerza o sensibilidad en la pierna.
Objetivos y descripción de la intervención
El objetivo de la intervención es extraer el material discal roto, que se ha desplazado hacia atrás comprimiendo las raíces nerviosas. Para extraer ese material discal, se coloca al paciente tumbado boca abajo en la mesa de quirófano y se le hace un pequeño orificio en la vértebra, quitando un ligamento llamado ligamento amarillo y a veces una pequeña cantidad de hueso de la vértebra (laminectomía). A través de este orificio se puede ver el disco abultado herniándose, y se extrae hasta dejar libre la raíz nerviosa que estaba comprimida.
En ocasiones, debido a la gran artrosis existente, es necesario quitar no sólo el disco, sino que se deben quitar trozos de hueso de la vértebra por encima y por debajo del disco porque es el propio hueso el que comprime a los nervios, esto es a lo que se denomina hernia dura.
Cuando la cantidad de hueso es muy grande, puede quedar una inestabilidad de la columna. En estos casos, además de la extracción de la hernia, se debe hacer una fusión vertebral, consistente en poner injerto de hueso entre las vértebras con el fin de que este se una a las dos vértebras, formando un bloque que impida todo movimiento entre ellas, no pudiendo separarse ni deslizarse la una sobre la otra.
Resultados
El tratamiento quirúrgico se ha venido utilizando desde el año 1950. La edad media de los pacientes que sufren este tipo de cirugía es de 40 años. El 60% de los pacientes refiere una completa desaparición del dolor y de la ciática. El 30% de los pacientes sufre una cierta mejoría y de un 2 a un 3% considera que la cirugía es un fallo. En términos generales, el 89% considera que la cirugía ha merecido la pena. La evolución de la cirugía es generalmente peor en aquellos pacientes que tienen problemas por encima del disco, entre la cuarta y la quinta vértebras lumbares.
Tras la intervención, sólo el 50% de los pacientes con pérdida de fuerza o sensibilidad antes de la operación recupera ésta tras la misma, y sólo el 25% de los que han perdido algún reflejo lo recupera.
Complicaciones
Este tipo de cirugía no está exenta de complicaciones. Se pueden tener las complicaciones comunes a todo tipo de cirugía como infecciones, trombosis venosas, problemas pulmonares o problemas urinarios. Pero existen otro tipo de complicaciones que son propias de este tipo de intervenciones, como son la inadecuada extracción de todo el material discal, o la inadecuada liberación de las raíces nerviosas, persistiendo el dolor tras la intervención.
Una complicación es el síndrome de cirugía de espalda fallida en donde se mantiene un dolor persistente en la espalda o en las piernas después de una o más cirugías de disco lumbar. Una de las principales causas de este es la fibrosis epidural, es decir, la formación de una cicatriz que rodea a los nervios de las raíces nerviosas, comprimiéndolos y dando lugar a un dolor similar al de la ciática, por el cual el paciente se operó. Este problema es muy difícil de prevenir, porque aunque el enfermo se vuelva a operar en un intento de retirar la fibrosis para liberar los nervios de esa cicatriz, no se puede evitar que se forme otra con la nueva operación.
Se han hecho algunos intentos de evitar el problema introduciendo trozos de tejido graso del propio enfermo en la herida, esteroides y otros compuestos, con el fin de que la cicatriz no comprima el nervio, pero los resultados han sido poco alentadores.
El láser en la cirugía de la espalda
El uso del láser se ha extendido enormemente como un instrumento muy efectivo en el tratamiento de muchas enfermedades reumáticas de espalda en cirugía. Se ha utilizado con éxito en cirugía de la retina y de la córnea, en cirugía abdominal, así como en la extirpación de meniscos y en las intervenciones de juanetes.
Impulsados por el éxito del láser en otras especialidades, los traumatólogos comenzaron a utilizarlo en la cirugía del disco intervertebral. Los primeros casos se hicieron en Estados Unidos a finales de los años 80, tras comprobarse que la extirpación de una pequeña parte del disco producía una gran disminución en las presiones en dicho disco. Esto estimuló a los cirujanos y empezaron a hacer pruebas primero en cadáveres y después en animales. Tras dichas pruebas se empezaron a hacer estudios en pacientes, usando dos tipos de láseres diferentes, ambos con buenos resultados.
Esta operación está indicada para aquellos pacientes que tienen dolor lumbar o ciático, con una TAC o una resonancia que demuestra una protrusión discal, sin mejoría tras seis semanas de tratamiento y que no hayan sufrido cirugía previa alguna.
Procedimiento de la operación
El procedimiento consiste en introducir, con anestesia local, una aguja bajo control con rayos X hasta el centro del disco. Una vez que la aguja está en situación correcta, se pone una sustancia con contraste radiológico viendo si se escapa dicho contraste hacia el canal medular, en cuyo caso no se puede hacer la intervención por este sistema y se tiene que hacer cirugía normal del disco.
Una vez comprobado que el disco está protruyendo, pero no está extruido, se introduce a través de la aguja la fibra del láser y se dispara dentro del disco. Este láser va a enviar una energía de 12 a 15 mil julios que generan una gran cantidad de calor, desintegrando el disco.
Resultados
El resultado de esta técnica es generalmente muy favorable, con la desaparición inmediata del dolor tras la operación, pero un pequeño porcentaje de pacientes no mejora, en este caso se debe repetir la intervención a las 12 semanas. El resultado es bueno en el 75% de los casos, en el 15% es mediano y en el 10% restante es malo.
Nucleotomía percutánea
La nucleotomía percutánea fue descrita por primera vez en 1975. Su finalidad es reducir el volumen del disco extrayendo parte del mismo con el fin de descomprimir el nervio ciático.
Esta intervención está indicada en pacientes con protrusiones discales o con una hernia discal sin secuestro o extrusión, es decir, con el ligamento vertebral común posterior íntegro, y con la seguridad de que no existe comunicación entre el disco y el canal medular.
Descripción de la técnica
La técnica consiste en introducir una cánula desde la espalda hasta alcanzar el disco intervertebral lesionado. Dicha cánula es un tubo cilíndrico por el que se van a introducir unas pinzas especiales que van a ir cortando el disco, mientras que con un aspirador microscópico se aspira parte del disco enfermo. El control de la posición se hace con rayos X o con la introducción de una cámara microscópica de televisión que permite la visión directa de lo que se está haciendo, algo parecido a la artroscopia de rodilla.
La ventaja de esta técnica sobre la cirugía clásica más utilizada es que con este sistema, las incisiones que se hacen son mínimas y no hay que quitar apenas hueso o ligamentos, lo que puede dejar una debilidad en la zona. La recuperación es muy rápida y no existe apenas cicatriz.
El riesgo de fibrosis epidural es muy bajo, lo que constituye una ventaja sobre la cirugía abierta.
Resultados
El 85% de los pacientes que se operan con esta técnica obtiene un buen resultado. Sólo un 13% de los pacientes no mejora lo suficiente y requiere ser operado con cirugía clásica. Cuando se realiza la cirugía a nivel del disco L5-S1, las cifras son mucho peores, teniendo un 50% de fallos y un 50% de buenos resultados. Resultados que hacen que no sea recomendable este procedimiento a nivel de este disco.
Los fallos a otros niveles suelen ser debidos a que no se ha extraído material suficiente para descomprimir el nervio completamente.
Quimionucleolisis
Este es el tercero de los métodos más utilizados para tratar las protrusiones discales. No es un tratamiento quirúrgico como los anteriores. La técnica se basa en que existen algunas sustancias como la quimopapaína, extraída de la papaya, que son capaces de digerir o disolver los tejidos que forman el disco intervertebral respetando los ligamentos.
Se utilizó por primera vez en el año 1965 y hoy en día es una técnica muy extendida en todos los hospitales del mundo. A pesar del tiempo pasado sigue siendo una técnica controvertida, ya que no existe acuerdo entre los cirujanos en cuanto a su eficacia. Las cifras de buenos resultados con este método están alrededor del 75% frente al 90% de la cirugía convencional.
Inconvenientes
El principal inconveniente es que en ocasiones puede producir una reacción alérgica grave, habiendo sido descrito algún caso de muerte. También se ha descrito algún caso de irritación de alguna raíz o de la cola de caballo por paso de la quimopapaína al canal medular. Estos dos tipos de complicaciones, aunque muy infrecuentes, son de una naturaleza tan grave que hace que muchos cirujanos se decidan por la cirugía abierta o por la nucletomía percutánea en vez de usar la quimionucleolisis.
Se está investigando algún otro tipo de sustancias como la colagenasa, que disuelve el colágeno que forma parte del disco, con el fin de ser utilizadas sustituyendo a la papaína, pero sus resultados hasta ahora han sido inferiores.
Conclusiones en el tratamiento quirúrgico de la hernia de disco
La Academia Americana de Traumatología da una serie de recomendaciones en cuanto a qué casos de hernia discal deben operarse.
¿Cuándo se debe operar?
Se debe intervenir a aquellos pacientes con dolor incapacitante en el territorio ciático que no ha cedido tras cuatro a ocho semanas de tratamiento conservador, con un signo de Lasègue positivo, con o sin déficit necrológico y con una evidencia de que existe una hernia discal por mielograma, TAC o resonancia magnética.
El criterio más revelador de la necesidad de operar una hernia discal es que ésta esté extruida o secuestrada. El prolapso discal no es indicación de cirugía en modo alguno.
Se observan malos resultados en pacientes involucrados en procesos de incapacidad laboral o en pacientes que no entienden cuál en su condición. Tampoco ha de esperarse un buen resultado en pacientes con problemas psicosomáticos o con dolor lumbar únicamente.
Estudios que comparan los resultados con los distintos métodos para el tratamiento de los problemas discales demuestran que la nucleotomía percutánea tiene una baja eficacia y que la cirugía del disco obtiene mejores resultados que la quimionucleolisis. Parece no haber diferencia entre los distintos tipos de cirugía del disco. No es muy efectivo añadir la fusión vertebral a la discectomía normal.
Se sospecha que existe un exceso de cirugía del disco en los países civilizados cuando se compara con los menos desarrollados. Es muy probable que se esté operando a una gran cantidad de gente innecesariamente.
¿Cuándo no se debe operar?
No se debe realizar cirugía alguna si no se sabe responder a las siguientes preguntas:
- ¿Qué es lo que está causando el problema?
- ¿Cuál es la evolución habitual en ese tipo de problema?
- ¿Es el diagnóstico claro y las pruebas diagnósticas concluyentes?
- ¿Se ha probado que el tratamiento elegido es efectivo?
Según un estudio realizado en Estados Unidos, el 66% de la cirugía fallida en la primera intervención quirúrgica no cumplía los criterios de los expertos, y solamente el 30% de las segundas intervenciones obtuvo algún beneficio tras la operación. Parece que existe un mejor resultado en estas segundas operaciones si ha existido un periodo libre de dolor de un año o más.
Enfermedades reumáticas, hernia de disco y escoliosis
El dolor de espalda, en todos los niveles de la columna, es un síntoma frecuente de las enfermedades reumáticas de espalda. Algunas de estas enfermedades tienen especial predilección por la columna vertebral, como por ejemplo la espondilitis anquilosante y la artritis reumatoide.
Se debe sospechar este tipo de enfermedades reumáticas de espalda cuando, además del dolor en la espalda, el enfermo se queja de dolor y sobre todo inflamación en múltiples articulaciones. Las articulaciones suelen estar hinchadas, calientes y muy limitadas en la movilidad. A veces el dolor va cambiando de un lado a otro y puede acompañarse de fiebre y malestar general.
Aunque el inicio de la enfermedad reumática puede ser el de una lumbalgia o una cervicalgia aguda, que incluso cede a los antiinflamatorios, pronto se transforma en un proceso crónico con brotes de reagudización.
Existen muchas enfermedades reumáticas de espalda que afectan a la columna vertebral, pero se va a hacer especial referencia a la espondilitis anquilosante y a la artritis reumatoide.
La espondilitis anquilosante
Esta enfermedad inflamatoria se caracteriza por afectar a personas jóvenes, normalmente menores de 40 años, y predominantemente hombres. El cuadro clínico suele ser el de una lumbalgia crónica de más de tres meses de evolución, que suele ser mayor tras un periodo de reposo, especialmente al levantarse por la mañana, que mejora con la actividad y que se acompaña de una gran rigidez de la espalda.
El dolor cada vez es más intenso y la rigidez empeora progresivamente hasta dejar al paciente completamente rígido, no pudiendo mover ni el cuello ni la espalda, con dificultades incluso para respirar.
Diagnóstico
Cuando se hacen radiografías de la columna se ve cómo las vértebras se van uniendo las unas a las otras, dándole el aspecto de una caña de bambú. Esto es debido a que los ligamentos y los discos se calcifican por la inflamación. Estos, unidos a las vértebras, forman un bloque sin movimiento.
Tratamiento
El tratamiento de esta enfermedad consiste en evitar la inflamación de la columna y de las articulaciones con medicación —antiinflamatorios—, y en mantener la movilidad de la columna con rehabilitación continua durante toda la vida. En casos de deformidades intratables por medio de la medicación y de la rehabilitación, se pueden realizar algunas intervenciones quirúrgicas.
La artritis reumatoide
Es una enfermedad generalizada de tipo inflamatorio crónico que se caracteriza por una destrucción progresiva de las articulaciones, los ligamentos y las vainas que recubren a los tendones.
El origen de la enfermedad se desconoce, aunque se piensa que el mecanismo que desencadena la enfermedad es de tipo autoinmune. Es decir, el organismo reconoce como extraños sus propios tejidos y los ataca con anticuerpos destruyéndolos. Esta enfermedad puede afectar a todas las articulaciones, pero especialmente a las articulaciones pequeñas como las de las manos y las de la columna cervical. Las articulaciones se inflaman gravemente con gran tumefacción, aumento de calor y rigidez. El dolor al mover las articulaciones es muy importante y en los casos más avanzados aparecen deformidades muy severas que precisan, en la mayoría de los casos, múltiples operaciones.
La afectación de las primeras vértebras cervicales produce su destrucción y puede llevar a casos muy graves de inestabilidad del cuello, corriéndose el riesgo de acabar incluso sufriendo una tetraplejia. La región dorsal y la lumbar se ven afectadas en menor medida y con lesiones menos graves.
Diagnóstico
El diagnóstico de esta enfermedad se basa en pruebas de laboratorio como son las pruebas de las enfermedades reumáticas de espalda, por ejemplo la prueba de la fijación del látex, y en la radiología simple.
Tratamiento
El tratamiento de esta enfermedad es muy complejo y abarca desde los antiinflamatorios y los corticoides, hasta la sales de oro, en un intento de frenar la destrucción de las articulaciones disminuyendo la inflamación. También se utilizan la rehabilitación en todas sus formas y la cirugía de corrección de las deformidades y de las secuelas.
Escoliosis
Se denomina escoliosis a la desviación lateral de la columna vertebral. Se tiene constancia del conocimiento de este problema desde la prehistoria, ya que se han encontrado pinturas rupestres de personas con actitud escoliótica.
Causas y origen
La escoliosis es una deformidad de la columna con múltiples orígenes. Las más leves son debidas a alteraciones posturales o por diferencias en la longitud de los miembros inferiores (dismetrías).
La escoliosis idiopática es la más frecuente y supone el 70% de los casos. Su origen parece ser genético.
Este tipo de escoliosis es ocho veces más frecuente en niñas que en niños. Se ha llegado a pensar que esta diferencia es debida a que las niñas tienen una madurez y un crecimiento más temprano y rápido.
Otro tipo de escoliosis, más grave, es la escoliosis congénita, que se produce por defectos en el desarrollo de la columna en el feto.
Mucho menos frecuente es la escoliosis que se produce por enfermedades musculares o por tumores.
Tipos de curvas y evolución
La curva de la columna vertebral puede ser única o doble. En este último caso, una de las curvas suele aparecer para compensar la otra, manteniendo así la alineación del cuerpo. Las curvas pueden afectar sólo a una parte de la columna o a toda ella y pueden estar acompañadas de deformidades en las costillas o no, dependiendo del tipo de escoliosis.
Es importante conocer el curso natural de la escoliosis, observando el grado de deformidad que existe y comprobando la evolución de la curva para saber si la deformidad está avanzando, estacionada o disminuyendo. Las curvas se dice que son progresivas cuando van aumentando a un ritmo de cinco o más grados en dos estudios radiográficos consecutivos.
La columna crece lentamente de los 7 a los 10 años y muy rápidamente de los 10 a los 13 años. Debido a esta rapidez de crecimiento, la vigilancia en este periodo ha de ser muy estricta. En este tiempo la escoliosis crece un promedio de un grado por mes. Las curvas que tienden a agravarse más son las más grandes, las curvas dobles y las de las niñas.
Diagnóstico de la escoliosis
Los pacientes, niños en su mayoría, suelen ser llevados al traumatólogo porque el profesor de gimnasia o algún otro médico han observado que existe una deformidad en la espalda. A veces, lo que se aprecia es un hombro más bajo que el otro o uno de los omóplatos más prominentes. Si la escoliosis es en la zona baja de la espalda, se ve que las costillas pueden ser más prominentes en un lado que en el otro o bien que el costado es asimétrico.
Raras veces el niño se queja de dolor de espalda o de fatiga. Cuando aparece dolor, este suele ser debido a otro problema diferente, como es en la espondilolistesis. Esta enfermedad se caracteriza porque en una vértebra aparece una desunión entre el cuerpo y los arcos posteriores. Su origen puede ser congénito o por ejercicios repetidos como en algunos gimnastas.
Cuando un niño o adolescente se queja de dolor de espalda, es preciso llevarlo al especialista para investigar el problema en profundidad con una buena exploración clínica y neurológica, así como con una radiografía de columna y una gammagrafía ósea.
Es en los adultos, cuando la escoliosis puede dar lugar a dolores de espalda, éstos son debidos principalmente a la artrosis que se produce en la columna y no por la deformidad en sí misma.
En escoliosis muy grandes, a veces el dolor es debido a que las costillas se apoyan con el hueso iliaco en la pelvis.
Cuando por las deformidades que se observan en la exploración clínica se sospecha una escoliosis, se debe pedir una radiografía que la confirme. La radiografía que se debe realizar no es una de tamaño habitual, sino que es una radiografía especial en la que se observa toda la columna vertebral con el enfermo de pie. Sobre esta radiografía se hace una medición de la curva, dibujando unas marcas en las vértebras del extremo de la curva y midiendo con una regla los grados de la misma. También con esta radiografía se puede medir la diferencia que existe entre una pierna y otra, pero más importante que esto es comprobar el grado de madurez ósea, con el fin de calcular cuánto crecimiento le queda al paciente.
Tratamiento de las escoliosis
La decisión en cuanto a qué tipo de tratamiento se va a instaurar en el paciente, se basa en los grados de la curva de la columna vertebral, en la progresión de la curva y en la madurez del paciente.
Normalmente, sólo un 1% de los pacientes con escoliosis necesita tratamiento. Existen dos tipos de tratamiento que se pueden hacer: el tratamiento quirúrgico; y el no quirúrgico.
Tratamiento quirúrgico
Se empleará cuando el paciente se queje de dolor de espalda que no se controla con tratamiento no quirúrgico o cuando hay un agravamiento continuo de la curva y han fracasado dichos métodos no quirúrgicos. Las curvas mayores de 50 grados siempre requieren tratamiento quirúrgico, mientras que las curvas entre 40 y 50 grados deben analizarse de manera individual.
La finalidad de la operación es corregir en lo posible la deformidad y conseguir que no avance. Para ello se utilizan unos sistemas de instrumentación de la columna a base de barras metálicas, ganchos y tornillos que se fijan al hueso con el fin de enderezar la columna. Una vez enderezada, en la columna se coloca un injerto de hueso para que forme una barra ósea que se pegue a las vértebras y de este modo queden unidas o fusionadas, evitando así que la deformidad avance.
Tratamiento no quirúrgico
Dentro de este tipo de tratamientos están la rehabilitación y la colocación de ortesis (corsés).
La rehabilitación tiene como finalidad mejorar la postura y la potencia muscular, conservando la flexibilidad de la columna. Los ejercicios no son eficaces en detener la curva. No se ha demostrado que el ejercicio pueda curar o mejorar una escoliosis. Es peligroso confiar el tratamiento de una escoliosis en el ejercicio y no controlarla porque puede provocar al cabo de los años una deformidad tremenda que necesita ser operada.
Se recomienda a los niños que participen en actividades deportivas y sobre todo que practiquen la natación, el mejor de los deportes en cuanto a la escoliosis se refiere. La finalidad del ejercicio es fortalecer la espalda y mejorar la flexibilidad.
El uso de las ortesis o corsés, que son aparatos modelados de materiales diferentes como son la escayola, el plástico o metálicos. Los corsés están indicados cuando la curva es progresiva, es decir, cuando va empeorando continuamente, entre 20 y 30 grados, y en niños en crecimiento.
Bibliografía:
- Libros:
- "Hernia discal lumbar: diagnóstico y tratamiento" (Francisco Villarejo Ortega, 2011)
- "Hernia discal: el tratamiento integral" (Alberto Pérez Arribas y Manuel Fernández de las Peñas, 2017)
- "Hernia discal: manual de ejercicios y estiramientos" (Javier López-Soriano, 2019)
- Artículos científicos:
- "Hernia discal lumbar: epidemiología, etiología, fisiopatología y diagnóstico" (E. García-López, J.A. González-López y A. López-Soriano, 2011)
- "Tratamiento de la hernia discal lumbar: revisión de la evidencia" (J.A. González-López, A. López-Soriano y E. García-López, 2013)
- "Hernia discal lumbar: tratamiento quirúrgico" (F. Villarejo Ortega, 2015)
Recursos:
-
Autor(es): Luis Maita, Obra: Hernia discal y tratamiento, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/lesiones-y-heridas/hernia-discal
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