La escarlatina, también conocida como fiebre escarlata, es una enfermedad bacteriana que puede surgir como una complicación de la faringitis estreptocócica.
Esta afección se caracteriza por un sarpullido rojo brillante que se extiende por la piel y, a menudo, se acompaña de dolor de garganta y fiebre alta.
Síntomas
La erupción cutánea, uno de los síntomas más distintivos de la escarlatina, suele comenzar en la cara o el cuello y se propaga rápidamente al pecho, el tronco, los brazos y las piernas.
Esta erupción, que puede sentirse como papel de lija al tacto, presenta líneas de color rojo más intenso en los pliegues de la piel alrededor de la ingle, las axilas, los codos, las rodillas y el cuello.
Además, la cara puede adquirir un tono ruborizado, con un anillo pálido alrededor de la boca. La lengua también se ve afectada, mostrando un tono rojo y un aspecto abultado, a menudo cubierta con una capa blanca en el inicio de la enfermedad.
Junto con la erupción, otros síntomas comunes son:
- Fiebre de 100,4 °F (38,0 °C) o más
- Garganta inflamada y roja
- Dificultad para tragar
- Un aumento en el tamaño de las glándulas en el cuello, que se vuelven sensibles al tacto.
- Náuseas o vómitos.
- Dolor abdominal
- Dolores de cabeza y dolores en el cuerpo.
La erupción cutánea y el enrojecimiento en el rostro y la lengua generalmente persisten durante aproximadamente una semana antes de que la piel comience a descamarse.
Cuando buscar ayuda médica
Si tu hijo presenta dolor de garganta acompañado de fiebre de 100,4 °F (38 °C) o superior, glándulas inflamadas en el cuello y un sarpullido rojo, es crucial consultar a un experto de atención médica. En niños y adolescentes, ciertos síntomas requieren una evaluación de emergencia, como dificultad para respirar, dolor en el pecho o confusión.
Para bebés menores de 2 meses, se debe buscar atención médica urgente si no pueden ser consolados, su respiración se interrumpe repetidamente o su temperatura es anormalmente baja o alta.
Causas
La escarlatina es causada por la bacteria estreptococos del grupo A, la misma que provoca la amigdalitis estreptocócica.
La infección se propaga de persona a persona a través de pequeñas gotas expulsadas al toser o estornudar por una persona infectada. El período de incubación suele ser de dos a cuatro días, lo que significa que los síntomas pueden tardar unos días en manifestarse después de la exposición.
Factores de Riesgo
Los niños de 5 a 15 años tienen un mayor riesgo de contraer escarlatina, y la enfermedad tiende a propagarse más fácilmente en entornos cercanos, como familias, grupos de cuidado infantil y escuelas.
Además, la escarlatina a menudo se desarrolla después de una amigdalitis estreptocócica, aunque en ocasiones puede surgir después de una infección cutánea como el impétigo. Es importante destacar que se puede contraer esta enfermedad más de una vez.
Complicaciones
Si no se trata, la escarlatina puede dar lugar a complicaciones graves al afectar diversas partes del cuerpo, incluyendo las amígdalas, la piel, la sangre, el oído medio, los senos paranasales, los pulmones, el corazón, los riñones, las articulaciones y los músculos.
En casos excepcionales, puede derivar en fiebre reumática, una afección inflamatoria que puede afectar al corazón, las articulaciones, el sistema nervioso y la piel.
Se ha mencionado una posible relación entre la infección estreptocócica y un trastorno neuropsiquiátrico poco común llamado PANDAS (Trastorno Neuropsiquiátrico Autoinmunitario Asociado a Estreptococos de Grupo A).
Sin embargo, esta relación sigue siendo controvertida y no está completamente comprobada.
Prevención
Aunque no existe una vacuna específica para prevenir la escarlatina, puedes tomar medidas para reducir el riesgo de infección. Enseña a tus hijos a lavarse las manos meticulosamente, a no compartir alimentos ni utensilios y a cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar.
Si tu hijo tiene escarlatina, asegúrate de lavar los utensilios y vasos utilizados con agua caliente y jabón.
