La tuberculosis, también conocida como TBC, ha sido una enfermedad que ha afectado a la humanidad a lo largo de la historia. Desde su descubrimiento en 1882 por el científico alemán Robert Koch, se ha convertido en una de las principales causas de morbimortalidad a nivel mundial. Antes del siglo XIX, la incidencia y prevalencia de la tuberculosis eran desconocidas. Sin embargo, se han encontrado evidencias de la existencia de la enfermedad en momias y restos óseos de diferentes civilizaciones antiguas.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, la tuberculosis se convirtió en una epidemia global, especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas. La enfermedad era conocida como la "peste blanca" debido a los síntomas característicos de debilidad, palidez y pérdida de peso que presentaban los pacientes. A pesar de los avances en la prevención y el tratamiento, la tuberculosis sigue siendo una enfermedad de importancia global, especialmente en áreas con recursos limitados y en poblaciones vulnerables.
Descripción
La Tuberculosis es una enfermedad infecciosa producida por el Mycobacterium Tuberculosis. Normalmente, ataca a los pulmones, pero puede extenderse a otros órganos. Es una enfermedad importante, como causa de incapacidad y muerte en muchas zonas del mundo.
Epidemiología
La medicina había conseguido controlar la Tuberculosis en ciertas zonas del mundo, gracias al tratamiento antibiótico; pero esta enfermedad experimentó un nuevo auge con la llegada del SIDA, aprovechando el déficit inmunológico que esta enfermedad produce. En los lactantes, los adolescentes y los adultos jóvenes es más frecuente que la infección inicial tenga consecuencias y pronóstico graves.
En 1999, la OMS cifró en 3.689.833 nuevos casos de Tuberculosis en el mundo, aunque este organismo cifró en 8.500.000 casos totales, con una tasa global de 141/100.000 habitantes. En el informe OMS de 2003, se estima en 8 millones (140/100.000) de nuevos casos de TBC, de los cuales 3,9 millones (62/100.000) son bacilíferos (eliminan bacilos de Tuberculosis por vía respiratoria); y 674.000 (11/100.000) presentan al mismo tiempo infección por VIH.
Los datos actuales de la OMS reflejan que la tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades infecciosas con mayor mortalidad el mundo. La pandemia de COVID-19 y las desigualdades socioeconómicas, han revertido años de progreso en la lucha contra la tuberculosis y han aumentado la carga sobre los afectados, especialmente en los más vulnerables.
A nivel mundial, en 2021, se estimaron que 10.6 millones de personas enfermaron de tuberculosis, y 1.6 millones fallecieron por esta causa; de ellas, 187.000 tenían coinfección con el VIH.
Etiopatogenia de la Tuberculosis y Progresión
La Tuberculosis constituye un paradigma de la interacción de un agente exógeno y la respuesta inmunitaria del huésped. Si entre los casi 2.000 millones de infectados por el M. Tuberculosis, tan sólo 8 millones desarrollan la enfermedad cada año, es debido a que los mecanismos defensivos del cuerpo humano son muy eficaces, venciendo la batalla en la mayoría de las ocasiones, aunque cualquier persona puede verse afectada por esta infección. En aquellas personas en las que el bacilo tuberculoso supera el sistema inmune defensivo, este puede multiplicarse y progresará de infección tuberculosa a enfermedad tuberculosa.
La enfermedad se propaga a través del aire mediante pequeñas gotitas de secreciones de la tos o estornudos de personas infectadas de Micobacterium Tuberculosis. Para contagiarse de la Tuberculosis debe de haber un contacto frecuente, familiar o una convivencia con personas infectadas. Es muy raro contagiarse de forma casual por un contacto esporádico en la calle.
La primoinfección tuberculosa es el conjunto de fenómenos biológicos que tienen lugar cuando un organismo entra en contacto con el bacilo tuberculoso. Durante la primoinfección el 95% de los pacientes permanecen asintomáticos y tan sólo el 5% desarrollan la enfermedad. Una vez que la bacteria se introduce en el pulmón se forma un granuloma, proceso que no suele producir síntomas y en el 95% de los casos se recupera solo sin dejar secuelas. Una vez colonizado el pulmón, el bacilo puede diseminarse por todo el cuerpo tanto por vía linfática como sanguínea, y manifestar clínica o permanecer allí de forma latente, dependiendo de la respuesta inmune del individuo.
La bacteria de la Tuberculosis pasa así a una fase de inactividad, encerrada en un granuloma. Si por cualquier causa (otras infecciones, SIDA, cáncer, estrés, etc.) las defensas del cuerpo se debilitan, las bacterias se reactivan y se produce la enfermedad, lo que constituye la forma más frecuente de presentación clínica, la reactivación varios años después de la infección (Tuberculosis postprimaria, secundaria, reactivación tuberculosa en alrededor del 5 al 9%).
El riesgo de reactivación se ve incrementado con alteraciones en el sistema inmunitario, tales como las causadas por el HIV. En paciente coinfectados de HIV y TBC, el riesgo de reactivación se incrementa un 10% por año, mientras que en una persona inmunocompetente el riesgo es del 5 al 10% durante toda la vida. Alrededor del 5% de las personas infectadas desarrollarán TBC en los primeros dos años, y otro 5% la desarrollarán en el resto de sus vidas. En otras palabras, el 10% de las personas infectadas con TBC desarrollarán la enfermedad a lo largo de su vida.
Algunos fármacos, incluyendo los tratamientos usados actualmente en la artritis reumatoide, que actúan bloqueando el factor de necrosis tumoral, aumentan el riesgo de activación de una TBC latente debido a la importante acción de esta citoquina en la respuesta inmune contra la TBC.
Síntomas
En principio el comienzo de la enfermedad suele ser con afectación pulmonar y los síntomas son:
- Tos débil persistente (con expectoración sanguinolenta en estadios más avanzados)
- Fiebre
- Cansancio constante
- Pérdida de peso
- Sudores nocturnos
- Pérdida del apetito
Los síntomas pasan bastante desapercibidos, excepto el gran cansancio que es llamativo.
La afectación extrapulmonar puede presentarse de forma aislada o después de una clínica pulmonar típica. Los cuadros más frecuentes son:
- Tuberculosis genitourinaria: es la localización extrapulmonar más frecuente. Produce infección renal, y desde allí, infección de toda la vía urinaria. La clínica típica es la de un síndrome miccional sin explicación por los gérmenes habituales. Puede ser causa de esterilidad.
- Tuberculosis meníngea: forma de meningitis bacteriana causada por Mycobacterium Tuberculosis o más raramente Mycobacterium bovis. El organismo se asienta en las meninges y forma microgranulomas con posterior rotura. El curso clínico tiende a ser subagudo, que progresa en días. Los síntomas pueden ser: dolor de cabeza, rigidez de nuca, convulsiones o déficits neurológicos.
- Tuberculosis cardiovascular: Tuberculosis afectando al corazón, pericardio o vasos sanguíneos.
- Tuberculosis ósea: suelen afectar a las vértebras, causando una espondilodiscitis (infección que afecta a los cuerpos vertebrales y a sus respectivos discos intervertebrales) con dolor y cifosis por destrucción ósea. También puede producir abscesos fríos paravertebrales o afectar a las articulaciones.
- Tuberculosis miliar: forma de Tuberculosis debida a la diseminación sanguínea del bacilo, afectando a distintos órganos.
- Tuberculosis oftálmica: infección tuberculosa del ojo, principalmente del iris, cuerpos ciliares y coroides.
Diagnóstico
- Prueba de la Tuberculina o Test de Mantoux: test cutáneo (intradermoreacción) para detectar contacto con el bacilo tuberculoso. Esta prueba tan solo detecta que existe inmunidad frente a la bacteria, no es diagnóstica de infección activa.
- Radiografía de Tórax: esencial en el diagnóstico de la enfermedad. Las lesiones típicas radiológicas son apicales, en segmentos posteriores y generalmente formando cavidades. En la primoinfección, se afectan ganglios y los lóbulos medios, en forma de neumonitis.
- Baciloscopia de esputo: visión directa en esputo del bacilo de Tuberculosis, con técnicas de tinción para bacilos ácido-alcohol resistentes (Ziehl-Neelsen) o auramina.
- Cultivo de muestra biológica: junto a la prueba anterior, son las que dan el diagnóstico de certeza de la enfermedad tuberculosa.
Tratamiento
Tratamiento sanatorial de la tuberculosis
A mediados del siglo XIX y primera mitad del XX, tiene su inicio, se generaliza como base del tratamiento, principalmente en los países desarrollados, llegando a ser uno de los índices que determinan el nivel sanitario de un país.
Los sanatorios se construían a gran altura, basándose en la teoría fisiológica de aumentar el flujo sanguíneo pulmonar, por la taquicardia inducida por la altura. Sin embargo, la evidencia de su eficacia resultó dudosa.
Tratamiento farmacológico de la tuberculosis
Fármacos de primera línea:
El tratamiento de la Tuberculosis actualmente se realiza mediante la combinación de estos fármacos. Generalmente, se usan pautas de 3 o 4 fármacos durante periodos prolongados, de 6 a 12 meses de duración. Es importante el cumplimiento terapéutico, durante la duración completa del tratamiento, ya que a pesar de que desde un primer momento del tratamiento el paciente puede encontrarse asintomático, el tratamiento ha de ser prolongado para eliminar por completo la infección.
La tasa de curación, siguiendo correctamente el tratamiento, es prácticamente del 100%. De hecho, la principal causa de fracaso terapéutico es el abandono del mismo.
Tratamiento quirúrgico de la tuberculosis
Antiguamente, se intentaron diversas técnicas quirúrgicas para el tratamiento de esta enfermedad. Actualmente, la cirugía sólo es necesaria en algunas secuelas tardías.
Profilaxis
La profilaxis de la Tuberculosis ha de hacerse en aquellos individuos con factores de riesgo para la infección, como en los casos expuestos a un paciente bacilífero; o en aquellas personas con indicios de contacto con el bacilo que no presenten evidencia de enfermedad tuberculosa activa (mantoux positivo). Para la profilaxis se utiliza tan solo un fármaco, que suele ser la isoniacida. La duración suele ser de 9 meses. Durante este tiempo es importante un seguimiento médico, ya que es posible que se desarrolle la enfermedad, siendo entonces necesario introducir en el tratamiento más fármacos.
Día mundial de la tuberculosis
La OMS declara el 24 de marzo como el día mundial de la Tuberculosis. Se conmemora que el 24 de marzo de 1882, el Dr. Robert Koch anunció el descubrimiento del bacilo de la Tuberculosis.
En 1982 se realizó el primer Día Mundial de la Tuberculosis, patrocinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y las Enfermedades Respiratorias (UICTER). Este evento buscaba educar al público sobre las devastadoras consecuencias económicas y de salud causadas por la Tuberculosis, su efecto en los países en desarrollo y su impacto continuo y trágico en la salud global.
Recursos
- Organización Panamericana de la salud, recursos sobre Tuberculosis (anuncios, libros, productos multimedia, recursos adicionales, publicaciones periódicas, y documentos técnicos)
- Organización Mundial de la Salud, información sobre la Tuberculosis.
- Página de Tuberculosis del Área Técnica para Prevención y Control de Enfermedades de la Organización Panamericana de la Salud.
- CDC, (Centros para el control y la prevención de enfermedades) página sobre la Tuberculosis en español.
- Aprenda sobre la tuberculosis (Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas).
- Tuberculosis: Cómo recuperar su salud y mantenerse saludable. Tutorial interactivo, (Instituto para la Educación del Paciente).
Para comentar esta información u otros contenidos, y seguir todas las novedades, puedes hacerlo seleccionando "Me gusta" en Facebook Discapnet y "Seguir" en Twitter Discapnet.
-
Autor(es): Luis Maita, Obra: Tuberculosis, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/infecciones/infecciones-endemicas/tuberculosis
Copiar