Una de cada diez personas padecen al menos un episodio de depresión en su vida. A pesar de tratarse de una enfermedad penosa de padecer y relativamente fácil de aliviar mediante tratamiento, más de la mitad de las personas que la padecen no reciben tratamiento médico.
¿Qué son los trastornos por Depresión?
Depresión no es igual que tristeza. La tristeza es un estado de ánimo normal en determinadas circunstancias. Aunque la gente tiende a identificar tristeza con depresión (de forma que cuando uno está triste suele decir “estoy deprimido”). Lo que en medicina se entiende por depresión es algo muy distinto (si bien es cierto que el síntoma que puede llamar más la atención de esta enfermedad es una variedad especial de ánimo triste).
La depresión tiene, además de la tristeza, otros síntomas que la definen como trastorno o enfermedad.. No hay un solo tipo clínico de depresión si no varios y existen también muchas alternativas de tratamiento que debe, en todo caso, ser recetado por un médico que determine el más conveniente para cada caso.
Tipos de Depresión
Depresión Mayor
La denominada Depresión Mayor se caracteriza por una intensa tristeza. La persona que la sufre no es capaz de sentir la alegría normal con las buenas noticias, con la compañía de su familia o amigos, ni disfrutar con ninguna de las aficiones que antes conseguían distraerle o evadirle de sus problemas. Es bastante típico (pero no lo es siempre) que el ánimo en el paciente con depresión mayor vaya mejorando algo a lo largo del día, siendo el peor por la mañana.
La persona con depresión suele sufrir además de insomnio, que puede ser de varios tipos; el que suele acompañar a la depresión mayor es el llamado insomnio tardío o por despertar precoz, (el paciente se despierta de madrugada, horas antes de que suene el despertador, y ya no es capaz de volver a conciliar el sueño, a pesar de seguir con la sensación de que no ha descansado lo suficiente).
Otra característica es la pérdida de apetito, que puede llegar en ocasiones a una importante disminución del peso. De la misma manera, aparece una dificultad para concentrarse, de modo que la persona deprimida resulta incapaz de realizar operaciones mentales que antes hacía fácilmente, lo que puede provocar alteración en su actividad laboral por ello.
El aspecto de una persona con una depresión mayor es bastante típico, parece triste y con poco interés en los demás; puede permanecer inmóvil, con la mirada fija en el suelo o en sus manos; sin preocuparse por su apariencia física, lo cual puede llevarle al abandono de su higiene personal. Cuando se mueve, sus movimientos resultan enlentecidos, como si le costara hacer cada gesto, hasta el extremo de que algunos pacientes graves adoptan una total inmovilidad (algunos pacientes con depresión mayor pueden mostrarse agitados). El paciente deprimido parece pensar con dificultad, habla en voz baja y lentamente, y cuando lo hace es habitual que su discurso contenga ideas infundadas de culpa, ruina, enfermedades o muerte próxima, autodesprecio u otras preocupaciones.
El suicidio es un riesgo potencial en cualquier depresión. En la depresión mayor, este riesgo es más alto que en otros tipos de depresión y, por eso, es conveniente siempre acudir al médico cuando se observan varios de los síntomas expuestos (puede que la persona deprimida oculte sus ideas suicidas o no quiera hablar de ellas, porque se considere merecedor de todo lo que le pasa, como si recibiese un castigo por algo que hubiera hecho).
Depresión Delirante o Psicótica
Otro tipo clínico de depresión es la Depresión Delirante o Psicótica, en la que es válido todo lo dicho para la depresión mayor, con la peculiaridad de que todas las ideas exageradas y pesimistas adquieren un carácter delirante, es decir, se producen con un grado de alejamiento de la realidad y de certeza tal que es imposible convencer al que las padece de lo erróneo de las mismas, cualquiera que sea el argumento que se utilice o las pruebas que se realicen.
Las ideas delirantes de estas depresiones suelen girar siempre en torno a preocupaciones por la salud, culpa o ruina, es decir, concuerdan con su ánimo triste (así, un delirio típico de una depresión psicótica sería el estar convencido de ser el culpable, a título personal, de una guerra o del hambre en el mundo, o de estar arruinado a pesar de poder demostrarle que tiene suficiente dinero en el banco, etc.).
Otra característica de las depresiones psicóticas son las alucinaciones, que suelen ser auditivas, es decir, la persona que las padece cree escuchar voces, y que al igual que los delirios, son congruentes con el estado de ánimo triste, por lo que las alucinaciones consistirán, por ejemplo, en voces que insultan y echan la culpa de todo al que las oye, o que “le dicen” que va a morir, etc.
Depresión Atípica
Otra forma de depresión, más frecuente que las anteriores, a pesar de lo que pudiera sugerir su nombre, es la Depresión Atípica, que se caracteriza por el estado de ánimo reactivo (es decir, quién la sufre es capaz de experimentar cierta alegría con acontecimientos felices, aunque, poco después vuelva a sumirse en una tristeza menos intensa, por lo general, que la de la depresión mayor), e irritabilidad con la gente de su entorno.
Además, al contrario que en la depresión mayor, en la depresión atípica puede haber aumento del apetito, sobre todo con ganas de comer comida poco elaborada o “comida basura”, y un aumento del sueño, por lo que la persona deprimida es capaz de pasar más de doce y catorce horas durmiendo en la cama y continuar con sueño.
Otras diferencias con la depresión mayor, es que en la depresión atípica el humor es mejor por la mañana (y empeora a medida que pasa el día) y la presencia de ansiedad, muchas veces difícil de describir por quien la padece, como sensación de que algo inevitable va a ocurrir y uno no puede hacer nada para evitarlo, lo cual provoca a veces insomnio, que en lugar de despertar precoz (como en la depresión mayor), suele ser de conciliación (cuesta conciliar el sueño, pero una vez que se consigue, se continúa durmiendo hasta que suena el despertador) o de mantenimiento o por sueño fragmentado (se despierta muchas veces a lo largo de la noche, para volver a dormirse al poco).
La depresión atípica se asocia generalmente a ciertos rasgos identificables de la personalidad o modo de ser de las personas (lo cual no está tan claro en el caso de la depresión mayor).
Distimia
Otro tipo, bastante relacionado con el anterior, es la Distimia. Se trata de una depresión que hace que la persona que lo sufre permanezca gran parte de su vida triste, con características parecidas a las de la Depresión Atípica, aunque también puede presentar síntomas aislados de Depresión Mayor. Por lo general, la persona que padece Distimia es capaz de funcionar de una manera relativamente adecuada en su vida diaria, pues los síntomas son, en general, más leves que en las otras formas de depresión; lo que caracteriza a este cuadro clínico es su larga duración.
Otros Tipos Especiales de Depresión
La Pseudodemencia Depresiva es una depresión que aparece en la vejez, y que, por las características propias de los ancianos, se manifiesta en olvidos, descuidos y apatía que se asemejan en la clínica a las demencias (como la demencia de la enfermedad de Alzheimer), pero que al contrario que estas, al instaurar tratamiento antidepresivo se recuperan las capacidades que parecían perdidas.
La Depresión Posparto se produce tras el alumbramiento del niño y se da en este período de mayor vulnerabilidad biológica y psicosocial de la madre.
La Depresión Secundaria es causada directamente por otras enfermedades médicas o tratamientos farmacológicos (por ejemplo, en enfermedades reumatológicas como el lupus eritematoso, o neurológicas como la esclerosis múltiple, o algunos tumores cerebrales, etc., o durante tratamientos con corticoides, hipotensores u otros medicamentos empleados en cardiología, etc.).
La Depresión Reactiva, en casi todas las enfermedades médicas y psiquiátricas, al igual que tras acontecimientos estresantes, o la muerte de un ser querido, etc., se producen síntomas depresivos transitorios, que pueden no tener la importancia requerida para hacer un diagnóstico de depresión específico como los anteriores. Sin embargo, cuando esta sintomatología tiene demasiada gravedad y/o duración, o cuando aparecen ideas de suicidio, o intentos de suicidio, podríamos sospechar que se ha desarrollado una auténtica Depresión Reactiva, como la que caracteriza los Trastornos de Adaptación o el Duelo Prolongado por la muerte de un ser querido.
Causas de la Depresión
Como se explicaba al principio, hay varias teorías acerca de como se originan las depresiones. Aunque cada una de ellas tiende a proponer una forma de tratamiento, cada vez hay mayor evidencia científica de que los factores que influyen son muchos, y de que las distintas teorías (y los tratamientos que proponen cada una de ellas) no son exclusivas y contrapuestas entre sí, sino más bien complementarias. Por ejemplo:
- Desde el punto de vista psicológico psicoanalítico, la depresión suele concebirse como una experiencia de pérdida afectiva inconsciente frente a la cual el paciente reacciona con las mismas emociones que ante pérdidas anteriores en su vida; dicha pérdida inconsciente puede tener una naturaleza muy diversa (como, por ejemplo, fracasar en el logro de una necesidad afectiva o de un ideal del yo, más o menos inconsciente, etc.) y el tratamiento tendría como objetivo sacar a la luz esos hechos para desactivarlos afectivamente.
- Desde el punto de vista psicológico cognitivo-conductual, la depresión está asociada a modos erróneos de pensar que la persona depresiva ha adquirido a lo largo de su vida, y que le llevan a interpretar las vivencias afectivas de un modo que le conduce reiteradamente a la depresión. La labor de la terapia será reeducar al paciente y hacerle comprender sus fallos cognitivos, es decir, sus modos anómalos de creer, para sustituirlos por otros no depresivos.
- Desde el punto de vista psicobiológico, la depresión se concibe como una consecuencia de alteraciones en los neurotransmisores cerebrales (las moléculas que utiliza el cerebro para transmitir información de una neurona a otra), dada la evidencia de que los antidepresivos modifican estos neurotransmisores, (principalmente los llamados serotonina y la noradrenalina).
¿Qué son los Medicamentos Antidepresivos?
Los antidepresivos, por tanto, son medicinas que intervienen en el cerebro modificando las señales que las neuronas se mandan entre sí; los hay de varios tipos en función de su mecanismo de acción. Los efectos secundarios de los antidepresivos también varían según la neurotransmisión que modifiquen.
Los antidepresivos tricíclicos son los más antiguos, intervienen sobre varios neurotransmisores y tienen más efectos secundarios, aunque también tienen ventajas según el tipo de depresión.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa(IMAO) se usan poco, ya que hay que emplearlos con una dieta especial, aunque siguen siendo muy efectivos para depresiones atípicas o en caso de que no funcionen otros antidepresivos.
Los inhibidores de la recaptación de serotonina(ISRS) son los más empleados actualmente, al tener pocos efectos secundarios y funcionar para casi cualquier tipo de depresión, aunque pueden asociarse a algunos efectos secundarios molestos, como los que afectan a la función sexual.
Hay otros antidepresivos nuevos, con otros mecanismos de acción y otros perfiles de efectos secundarios. En cada caso, el antidepresivo se debe escoger individualmente, en función de la gravedad de la depresión, de los efectos secundarios, etc. De hecho, lo que para algunas personas es un efecto secundario (como la sedación), para otra puede ser beneficioso (si, por ejemplo, padece insomnio), y lo mismo con otros síntomas, ya que unos abren el apetito, otros lo disminuyen, etc.
En general, todos los antidepresivos tardan varios días en comenzar a hacer efecto, y su toma tiene que ser continuada a largo plazo. Pese a lo que mucha gente cree, no son medicamentos que hagan sentir felices a las personas que no están deprimidas, y no crean adicción.
En el tratamiento de la depresión se emplean a veces otros fármacos, para disminuir la ansiedad (benzodiazepinas), para potenciar los efectos del antidepresivo (otro antidepresivo, hormonas tiroideas o sales de litio), etc. Hay otros tipos de tratamiento, como la fototerapia (exposición a luz intensa, que en general produce un efecto leve y poco duradero, excepto en el trastorno afectivo estacional, que es una depresión que se activa todos los años en invierno y mejora espontáneamente en verano), y la terapia electroconvulsiva o de electrochoque, que a pesar de la prevención que algunos le tienen es muy efectiva, produce una rápida mejoría, tiene menos efectos secundarios que la medicación y es el tratamiento preferible en casos determinados.
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Autor(es): Luis Maita, Obra: Trastornos por depresión, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/enfermedades/enfermedades-mentales/depresion
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