Un "Ictus Cerebral" o "Enfermedad Vascular Cerebral"(AVC) es una de las enfermedades más frecuentes e incapacitantes en los países desarrollados. Acompáñanos a desarrollar este relevante tema el día de hoy.
¿Qué es un ICTUS y por qué se produce?
El ictus es la segunda causa de muerte y la primera causa de discapacidad en Europa. El número de pacientes con ictus muestra una tendencia de crecimiento rápido debido al aumento de la población anciana.
Consiste en un conjunto de trastornos transitorios o permanentes que afectan al cerebro y son producidos por una alteración de la circulación cerebral. La palabra ICTUS (golpe o ataque) se utiliza para recalcar la habitual instauración rápida de los síntomas.
Popularmente, se las denomina "ataque", "trombosis", "embolia", "infarto cerebral" o "apoplejía".
Puede presentarse de dos formas: el ictus isquémico causado por un coágulo de sangre que bloquea el flujo sanguíneo en una arteria cerebral. Ictus hemorrágico causado por la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas de los ICTUS son variadas. Las principales son:
- Arteriosclerosis: Se relaciona con el envejecimiento de las arterias, existen algunos factores de riesgo que la pueden acelerar: hipertensión arterial crónica, diabetes, aumento del colesterol y el consumo de tabaco. El control de estos disminuye la probabilidad de tener una complicación cardiovascular en aquellas personas predispuestas.
- Pequeños coágulos o embolias, procedentes habitualmente del corazón.
- Hemorragias cerebrales: debidas a la rotura de la pared arterial, se relacionan con la hipertensión arterial crónica o malformaciones de las arterias o venas cerebrales.
¿Cuáles son las señales de aviso de un Ictus?
- Debilidad repentina en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo
- Confusión, problemas repentinos para poder entender o hablar
- Problemas repentinos para ver con uno o los dos ojos
- Problemas para caminar, mareo, pérdida de equilibrio de coordinación repentinos
- Fuerte dolor de cabeza repentino, sin causa conocida
Aprenda a reconocer un ataque al cerebro. Porque el tiempo perdido es cerebro perdido. Ya existen tratamientos que pueden reducir los daños causados por el tipo más común de ataque al cerebro, pero sólo si obtiene ayuda rápida: dentro de las 3 horas de los primeros síntomas.
¿Cómo prevenir un Ictus?
- Se recomienda hacerse, al menos cada dos años, un examen para presión sanguínea alta, especialmente si hay antecedentes familiares de esta condición.
- Se recomienda tratar la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto y la enfermedad cardiaca.
- Se recomienda controlar el colesterol.
- Se tiene que seguir una dieta baja en grasas.
- Se debe dejar el tabaco.
- Se debe evitar el consumo excesivo de alcohol.
- Se recomienda perder peso en caso de tener sobrepeso.
- Se tiene que hacer ejercicio de manera regular.
- Se deben bajar los niveles de estrés y ansiedad.
- Se debe cuidar la salud mental.
¿Cuáles son las complicaciones después de un Ictus?
Las complicaciones más comunes son:
- Edema: inflamación del cerebro después de la lesión.
- Convulsiones: causadas por actividad eléctrica anormal en el cerebro.
- Depresión clínica: enfermedad tratable que con frecuencia ocurre tras un ataque al cerebro, causa reacciones emocionales y físicas indeseables ante los cambios y las pérdidas.
- Úlceras de decúbito: úlceras por presión, debidas a la menor capacidad de movimiento.
- Contracturas de miembros: acortamiento de los músculos de un brazo o pierna debido a movimiento limitado o falta de ejercicio.
- Dolor de hombro: debido a la pérdida de soporte o falta de ejercicio en el brazo.
- Problemas vasculares: se forman coágulos de sangre en las venas.
- Infecciones urinarias y falta de control de la vejiga: sensación de urgencia e incontinencia.
- Neumonía con problemas para respirar: es una complicación de muchas enfermedades graves.
¿Cuáles son sus Factores de riesgo?
El propósito de identificar los factores de riesgo es identificar a aquellas personas que puedan padecer, con mayor probabilidad, una enfermedad cerebrovascular. Ello ofrece la posibilidad en algunos casos de modificarlos para prevenir la aparición de la enfermedad. Distinguimos tres grupos de factores de riesgo:
- Características individuales y estilo de vida
- Enfermedades o marcadores de enfermedad
- Lesiones estructurales asintomáticas.
Características individuales y del estilo de vida
Se engloban aquellos factores que pertenecen al individuo por su medio ambiente, genética o elección. Dentro de esta categoría encontraremos importantes factores fácilmente modificables, que incluso pueden ser suprimidos, como el tabaco, alcohol, otras drogas o la dieta, y otros inalterables, como la edad, sexo o raza. Dependiendo de la evidencia epidemiológica y estadística de los estudios, se diferencian entre factores de riesgos definidos y posibles:
Factores de riesgo definidos
Hábitos tabáquicos
El riesgo aproximado de sufrir un accidente vascular asociado a tabaquismo se sitúa entre 1.5-2 veces más para los fumadores que en los no fumadores. El aumento del riesgo se produce tanto para los accidentes isquémicos como hemorrágicos, siendo algo mayor para los hemorrágicos, aumentado 2.5 - 3 veces en la hemorragia subaracnoidea y 2 veces en los infartos cerebrales. El riesgo aumenta con el grado de tabaquismo.
La incidencia de ictus en los fumadores disminuye, substancialmente, a los dos años del cese del hábito y se iguala en cinco años con el riesgo de los no fumadores.
Consumo de alcohol
Se asocia el consumo etílico a isquemia, pero sobre todo a hemorragia cerebral. El consumo a dosis bajas y moderadas disminuye el riesgo para el accidente isquémico, pero se incrementa cuando las cantidades son excesivas. El riesgo de isquemia de los bebedores es 2 a 3 veces superior al de la población no bebedora, y de 4 a 5 veces para la hemorragia cerebral. La intoxicación aguda de etanol también se relaciona con la enfermedad cerebrovascular.
Uso de drogas
Las drogas, como crack, cocaína, heroína y anfetaminas, así como ciertos fármacos (principalmente simpaticomiméticos) pueden originar accidentes isquémicos y hemorrágicos. Los mecanismos a través de los cuales estas sustancias actúan son el vasoespasmo arterial, aumento de la tensión arterial, vasculitis o arritmias cardiacas.
Edad y sexo
La incidencia de ictus isquémicos aumenta con la edad. El sexo es un factor de riesgo para diferentes tipos de ictus. La aterosclerosis carotídea extracraneal es más frecuente en varones, mientras que la intracraneal lo es en mujeres, en las que las lesiones carotídeas ateroscleróticas son más graves.
Raza y antecedentes familiares
La raza es un factor de riesgo definido de ictus. Las tasas de mortalidad por ictus son mayores en personas de raza negra que blanca en Estados Unidos. Los japoneses tienen las mayores tasas de mortalidad del mundo por este motivo, lo que también es debido a un factor ambiental, pues disminuye en los japoneses desplazados de su país. En algunos estudios, una historia paterna o materna de ictus se asocia con un mayor riesgo de sufrirlo en la descendencia.
Factores de riesgo posibles
Existe un aumento de la incidencia en pacientes que toman anticonceptivos orales y que asocian otros factores de riesgo como edad superior a los 35 años, migraña, tabaquismo, diabetes, hipertensión, dislipemia y uso prolongado de anticonceptivos. Si dichos factores no están presentes, el riesgo no aumenta significativamente. La incidencia de fenómenos tromboembólicos es mayor cuando el contenido de estrógenos supera los 50 mg por comprimido.
Las dietas bajas en colesterol y grasas animales, la reducción del sobrepeso y quizás la moderación en la ingesta de sal, serían medidas preventivas de enfermedad cerebrovascular. Dietas basadas en pescado pueden ser beneficiosas. La ingesta de potasio sería protectora. El consumo de cafeína no incrementaría el riesgo de ictus.
La relación de la hipertrigliceridemia y la hipercolesterolemia con la enfermedad cerebrovascular no está clara, al contrario de lo que ocurre con la cardiopatía isquémica. Los estudios sobre hiperlipemia y enfermedad cerebrovascular no han encontrado una relación significativa.
La localización geográfica, la personalidad, estación del año, clima, factores socioeconómicos, inactividad física, obesidad y mortalidad maternal, han sido citados pero no demostrados.
Enfermedades o marcadores de enfermedad
Aquí se incluyen aquellas enfermedades o datos analíticos que han mostrado una relación definida o posible con la enfermedad cerebrovascular. Entre ellos figuran los factores de riesgo más trascendentales; hipertensión arterial, diabetes y cardiopatías.
Hipertensión arterial
El incremento de riesgo de ictus va en relación directa con el aumento de la presión arterial, tanto diastólica como sistólica, siendo la hipertensión arterial el principal factor de riesgo, tanto para el ictus isquémico como para el hemorrágico, multiplicando el riesgo de ictus de 2 a 7 veces respecto a normotensos.
El aumento del riesgo de ictus debido a hipertensión disminuye a partir de los 60-70 años. Se calcula que el control de la tensión arterial reduce en un 10% la mortalidad por ictus.
El tratamiento de la HTA sistólica y diastólica se asocia con una reducción del 42% en el riesgo de sufrir un ictus. En el anciano, el tratamiento de la hipertensión arterial sistólica aislada disminuye el riesgo de ictus un 36%.
La HTA agrava la aterosclerosis en el cayado aórtico y arterias cérvico-cerebrales, produce lesiones ateromatosas.
Cardiopatías
Hay un aumento significativo de riesgo de ictus con las cardiopatías. La cardiopatía coronaria, la hipertrofia ventricular y la insuficiencia cardiaca congestiva están en relación con el infarto aterotrombótico. El infarto de miocardio, las valvulopatías y principalmente los trastornos del ritmo aumentan el riesgo de ictus isquémico de origen embólico (cardiopatías embolígenas).
Diabetes
El riesgo aumenta tanto en hombres como en mujeres, sobre todo mujeres de edad avanzada y no disminuye con la edad. La diabetes mellitus aumenta el riesgo relativo de ictus, en especial el de tipo aterotrombótico, de 1.5 a 3, dependiendo del tipo y de la severidad. La hiperglucemia se relaciona con la severidad y la recurrencia precoz del ictus, teniendo los diabéticos una mayor morbimortalidad debida a ictus.
Migraña
El riesgo aumenta cuando se asocia a otros factores, como la edad mayor de 35 años, tabaquismo, anticonceptivos orales, hipertensión o diabetes. La migraña es una causa reconocida de ictus en pacientes jóvenes.
Se han descrito otros posibles factores de riesgo menores, como hiperuricemia, probablemente por su relación con otros factores de riesgo, e hipotiroidismo.
Lesiones estructurales asintomáticas
El reconocer la enfermedad cerebrovascular asintomática estriba en planear una estrategia de prevención primaria, mediante la modificación de factores de riesgo y terapias farmacológicas o quirúrgicas específicas. Muchas de estas lesiones asintomáticas nos serán reveladas por métodos instrumentales no siempre disponibles.
Por el contrario, otras pueden ser descubiertas con una sencilla, pero diligente exploración física. Distinguimos entre lesiones estructurales asintomáticas detectadas por exploración física, detectadas por exploraciones complementarias y combinaciones de múltiples factores.
Detectadas por exploración física
Un factor de riesgo de ictus, es el soplo carotídeo, pero no necesariamente este se produce del mismo lado del soplo. El riesgo es mayor en personas con soplo sumado a hipertensión, enfermedad coronaria o diabetes. Los émbolos retinianos son otro factor de riesgo para ictus. Las diferencias de presión en ambos brazos se asocian también con un riesgo aumentado de ictus.
Detectadas en exploraciones complementarias
La tomografía computarizada y especialmente la resonancia magnética, permiten registrar infartos y hemorragias que no se acompañaron de clínica subjetiva por parte del paciente (infarto o hemorragia silente). Ello identifica a aquellas personas en riesgo de padecer posteriores ictus y da la oportunidad de establecer medidas de prevención.
Malformaciones arteriovenosas, aneurismas y angiomas provocan un riesgo elevado de hemorragia intracraneal, así como de isquemia cerebral. Aunque no se ha determinado que su solución quirúrgica pueda ser beneficiosa, el continuo progreso de la cirugía puede hacer que en un futuro la razón entre beneficio y riesgo sea favorable.
Se considera en los casos de aterosclerosis con estenosis arterial, que cuanto más severa sea la estenosis, mayor es la probabilidad de ictus, pero no se ha establecido de forma concluyente que este se produzca en el territorio de la arteria afectada. No se ha establecido de forma concluyente la relación causal de las displasias y disecciones arteriales con el ictus, por lo que no se sabe el valor del tratamiento preventivo.
Combinación de múltiples factores
Hay factores de riesgo que cuando se asocian a otros parecen tener un significado especial. El perfil de Framingham, consistente en presión sistólica elevada, colesterol sérico elevado, intolerancia a la glucosa, fumador de cigarrillos e hipertrofia ventricular izquierda identificada por ECG; identifica al 10% de la población que tendrá al menos un tercio de los ictus.
En Göteborg, Suecia, la combinación de hipertensión, obesidad abdominal, aumento del fibrinógeno plasmático y la muerte materna por ictus, son predictores bastante fiables de ictus.
Tratamiento del AVC
El tratamiento del ictus depende del tipo de ictus que se haya producido: isquémico o hemorrágico. Es importante destacar que el ictus es una emergencia médica y requiere atención inmediata. Aquí hay algunas opciones de tratamiento comunes para el ictus:
Tratamiento agudo del ictus isquémico: En el caso de un ictus isquémico, el objetivo principal es restablecer rápidamente el flujo sanguíneo al cerebro. Esto se puede lograr mediante una trombólisis intravenosa, que implica la administración de un medicamento para deshacer el coágulo. También se puede utilizar la trombectomía mecánica, que implica la eliminación física del coágulo a través de un dispositivo especializado en el área afectada.
Tratamiento agudo del ictus hemorrágico: En el caso de un ictus hemorrágico, el objetivo principal es controlar la hemorragia y reducir la presión intracraneal. Esto puede requerir intervenciones quirúrgicas, como la evacuación del hematoma o la embolización selectiva de los vasos sanguíneos que están causando la hemorragia.
Tratamiento a largo plazo y rehabilitación: Después del tratamiento agudo, se puede recomendar una variedad de terapias de rehabilitación para ayudar a la recuperación del paciente y mejorar la función física y cognitiva. Estas terapias pueden incluir fisioterapia, terapia ocupacional y terapia del habla y el lenguaje, según las necesidades individuales del paciente. Además, es importante controlar los factores de riesgo subyacentes, como la hipertensión arterial, la diabetes y la hiperlipidemia, a través de cambios en el estilo de vida y medicamentos.
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Autor(es): Luis Maita, Obra: Accidente cerebrovascular (ACV) o ictus , Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/enfermedades/enfermedades-neurologicas/accidente-cerebrovascular-ACV-o-ictus
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