¿Sabías que el agua supera a la tierra en términos de superficie? Los ecosistemas acuáticos son los grandes protagonistas de la Tierra. Desde ríos y lagos hasta mares y océanos, estos hábitats albergan un mundo asombroso de vida.
Pero hay un problema: la contaminación, que afecta seriamente a estos ecosistemas. En este artículo te explico en detalle qué es un ecosistema acuático, sus tipos, flora y fauna.
¿Qué es un Ecosistema Acuático?
El ecosistema acuático es un universo en sí mismo. Desde los vastos océanos hasta los tranquilos estanques en los bosques, estos hábitats albergan una diversidad de especies que han evolucionado para sobrevivir en entornos en constante cambio.
Los ecosistemas acuáticos no solo incluyen a los seres vivos que podemos observar a simple vista, como peces, aves acuáticas y algas, sino también a las innumerables criaturas microscópicas que forman la base de la cadena alimentaria acuática. Cada componente de este ecosistema contribuye de manera única al equilibrio y la funcionalidad del conjunto.
Características de los Ecosistemas Acuáticos
La biodiversidad única de los ecosistemas acuáticos, que va desde pequeños organismos hasta increíbles criaturas marinas. Preservar estos tesoros submarinos resulta esencial para la vida en nuestro planeta.
Características destacadas de los ecosistemas acuáticos son:
- Variedad de entornos: Estos ecosistemas pueden ser de agua dulce o agua salada, abarcando desde ríos y lagos hasta océanos y estuarios.
- Biodiversidad única: Proporcionan hábitats a una inimaginable cantidad de especies, tanto acuáticas como aquellas que transitan entre agua, tierra y aire.
- Abundante biodiversidad: Son de los ecosistemas más ricos del mundo, albergando una grandísima variedad de seres vivos en sus aguas.
- Flora acuática: Su vegetación predominante está compuesta mayormente por algas y plantas acuáticas.
Tipos de Ecosistema Acuático
Dentro de los ecosistemas acuáticos, encontramos dos categorías principales: los marinos (océanos y costas) y los de agua dulce (ríos, lagos, lagunas y arroyos). Estas divisiones se basan en las características únicas de cada hábitat, influyendo en la fauna y flora adaptada a esas condiciones.
Ecosistemas Marinos
Los ecosistemas marinos son diversos y con una gran variedad de vida, desde microorganismos diminutos hasta grandes mamíferos acuáticos. La vida en el planeta proviene de estos hábitats. El ambiente marino se divide en varias zonas:
Intermareas
La zona intermareal es un punto de conexión entre el mar y la costa, marcado por las mareas que constantemente cambian el paisaje. Este espacio dinámico alberga vida en abundancia, desde algas marinas hasta invertebrados resistentes que se adaptan a las fluctuaciones del agua y la tierra.
Fondo oceánico
El fondo oceánico, también conocido como ambiente bentónico, se divide en zonas según la distancia a la costa, la luz y la profundidad. Es frío y oscuro, con sedimentos donde viven animales como gusanos y almejas. En aguas poco profundas hay prados marinos, bosques de kelp (el alga parda más grande conocida) y arrecifes de coral. La zona abisal va de 4000 a 6000 metros, y más profunda está la zona hadal, más allá de los 6000 metros.
Mar abierto
El vasto mar abierto, conocido como ambiente pelágico, abarca desde la superficie hasta las profundidades extremas. Aquí, la vida marina es muy amplia, con criaturas que van desde el minúsculo plancton hasta poderosos depredadores. En este ámbito, se destacan dos regiones cruciales:
La provincia nerítica
La región nerítica engloba las aguas poco profundas de la plataforma continental, desde la costa hasta 200 metros de profundidad. Los animales que la habitan son fitoplancton como diatomeas y dinoflagelados, así como zooplancton como crustáceos, medusas, protistas y larvas de diversas especies. Además, se encuentran numerosas especies marinas como arenques, sardinas, calamares, mantarrayas, ballenas, tiburones, atunes, delfines y ballenas de dientes afilados.
La provincia oceánica
Esta parte abarca la mayor porción del océano, corresponde al área que engloba la cuenca del mar profundo, es decir, las profundidades marinas que se extienden más allá de los 200 metros. Este hábitat acuático comprende aproximadamente el 75 % del agua oceánica y se caracteriza por temperaturas frías, falta de luz solar, escasa materia orgánica, altas presiones y una fauna adaptada a estas condiciones extremas.
Ecosistemas de agua dulce
Pantanos y marismas (humedales de agua dulce)
Son zonas terrestres que se inundan en gran parte del año, enfrentando ocasionalmente periodos de sequía. Actúan como puntos de encuentro entre ecosistemas acuáticos y terrestres, con suelos distintivos y vegetación adaptada al agua. En estas áreas, las plantas herbáceas dominan las marismas, mientras que en los pantanos prevalecen árboles leñosos y arbustos.
Estanques, lagos y lagunas (ecosistemas lénticos)
Presentan aguas tranquilas o de flujo moderado, caracterizadas por una distribución en zonas. Por ejemplo, un lago grande se divide en tres áreas principales: la zona litoral, con aguas poco profundas en la costa; la zona limnética, que se extiende más allá de la zona litoral y es el área de aguas abiertas; y la zona profunda, que está por debajo de la zona limnética (esta última puede estar ausente en lagos y estanques más pequeños). Estos ecosistemas contienen una mayor cantidad de materia orgánica suspendida en el agua. En la zona litoral, se encuentran criaturas como ranas, tortugas, gusanos y cangrejos de río, además de peces como la perca y la carpa. La zona limnética alberga principalmente fitoplancton y zooplancton microscópicos, junto con peces más grandes que también pueden explorar la zona litoral para alimentarse y reproducirse.
Corrientes y ríos (ecosistemas lóticos)
Comprenden ríos, arroyos y riachuelos, entre otros cuerpos de agua en movimiento. La naturaleza de estos ecosistemas varía significativamente desde su fuente hasta su desembocadura. Las fuentes suelen ser aguas poco profundas, claras, frías, rápidas y bien oxigenadas. En contraste, aguas abajo, los cursos son más anchos, profundos, turbios debido a las partículas suspendidas, menos fríos, con corrientes más lentas y menor concentración de oxígeno. Estos entornos albergan una amplia gama de especies, incluyendo peces, reptiles, anfibios, aves, etc.
La Importancia Vital de la Conservación
La salud de los ecosistemas acuáticos está en peligro debido a diversas amenazas, como la contaminación, la sobrepesca, la pérdida de hábitat y el cambio climático.
Proteger estos sistemas es fundamental, no solo para preservar la biodiversidad única que albergan, sino también para salvaguardar los servicios que ofrecen a la humanidad.
Los océanos, por ejemplo, absorben enormes cantidades de dióxido de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático, y los humedales actúan como filtros naturales para mejorar la calidad del agua.
La conservación de los ecosistemas acuáticos requiere esfuerzos concertados a nivel local y global, incluyendo regulaciones efectivas, prácticas sostenibles de pesca y agricultura, así como la educación y participación de la comunidad.
Un Futuro Sostenible para los Ecosistemas Acuáticos
Para garantizar la supervivencia de los ecosistemas acuáticos y su capacidad para mostrar incalculables beneficios, es crucial que adoptemos un enfoque sostenible en todas nuestras acciones.
Esto implica tomar decisiones conscientes sobre el consumo de recursos, reducir la generación de residuos y apoyar la investigación científica que guíe la gestión adecuada de estos entornos.
Además, la creación y ampliación de áreas protegidas marinas y fluviales contribuirá significativamente a preservar la biodiversidad y permitir que los ecosistemas se recuperen. Juntos, como protectores de nuestro planeta, podemos crear un camino hacia un futuro en el que los ecosistemas acuáticos prosperen y sigan siendo una fuente inagotable de vitalidad.
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Autor(es): Alejandro Moreno Montero, Obra: Ecosistemas acuáticos, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/medio-ambiente/ecosistemas-acuaticos
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