Las amígdalas son una parte fundamental del sistema inmunológico, actuando como una barrera contra virus y bacterias que ingresan por la boca y la nariz. Sin embargo, también pueden inflamarse y causar molestias, lo que genera afecciones como la amigdalitis.
En este artículo, exploraremos en detalle su anatomía, los síntomas y causas de la inflamación, los tratamientos disponibles y cuándo es necesario acudir a un especialista.

¿Qué son las amígdalas?
Las amígdalas son estructuras de tejido linfático situadas en la parte posterior de la garganta. Su función principal es proteger el organismo contra virus y bacterias, actuando como una primera línea de defensa del sistema inmunológico.
Tipos de amígdalas
Las amígdalas forman parte del anillo de Waldeyer, un conjunto de tejidos linfáticos que protege el tracto respiratorio y digestivo. Se dividen en:
- Amígdalas palatinas: Ubicadas a ambos lados de la garganta, visibles al abrir la boca. Son las más propensas a infecciones.
- Amígdalas faríngeas (adenoides): Situadas en la parte superior de la garganta, detrás de la nariz. En algunos casos, pueden agrandarse y causar problemas respiratorios.
- Amígdalas linguales: Se encuentran en la base de la lengua y rara vez se inflaman.
Estas estructuras ayudan a producir anticuerpos y células inmunitarias para combatir infecciones. Sin embargo, en algunas personas, pueden volverse un foco de inflamaciones recurrentes.
Amigdalitis: Inflamación de las amígdalas
La amigdalitis es una inflamación de las amígdalas causada por infecciones virales o bacterianas. Puede presentarse en cualquier edad, aunque es más común en niños y adolescentes.
Tipos de amigdalitis
Dependiendo de la causa y duración de los síntomas, la amigdalitis se clasifica en:
- Amigdalitis viral: Es la más frecuente y suele estar causada por virus como el rinovirus, adenovirus o el virus de Epstein-Barr (mononucleosis). No requiere antibióticos y suele resolverse en pocos días con cuidados sintomáticos.
- Amigdalitis bacteriana: Provocada principalmente por Streptococcus pyogenes (estreptococo del grupo A). Requiere tratamiento con antibióticos para evitar complicaciones.
- Amigdalitis aguda: Aparece de manera repentina y presenta síntomas intensos como fiebre alta, dolor de garganta y dificultad para tragar.
- Amigdalitis crónica: Se caracteriza por inflamaciones recurrentes o síntomas persistentes durante largos periodos. Puede requerir tratamiento quirúrgico.
- Amigdalitis recurrente: Se diagnostica cuando una persona sufre varios episodios de amigdalitis en un mismo año, lo que puede afectar su calidad de vida.
Causas comunes de la amigdalitis
Las amígdalas están expuestas a microorganismos constantemente, por lo que son susceptibles a infecciones. Las principales causas incluyen:
- Virus: Rinovirus, adenovirus, virus de Epstein-Barr (mononucleosis), virus de la influenza y virus sincitial respiratorio.
- Bacterias: Streptococcus pyogenes es el agente bacteriano más común. También pueden intervenir Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae y Neisseria gonorrhoeae.
Síntomas de la amigdalitis
Los síntomas pueden variar según la causa y la gravedad del cuadro, pero los más frecuentes incluyen:
- Dolor de garganta intenso y persistente.
- Amígdalas inflamadas, enrojecidas y con posibles placas de pus.
- Dificultad para tragar alimentos y líquidos.
- Fiebre alta y escalofríos.
- Ganglios linfáticos inflamados en el cuello.
- Mal aliento y sensación de cuerpo extraño en la garganta.
- Aparición de placas en la garganta.
- En casos de mononucleosis, se pueden presentar fatiga extrema y aumento del tamaño del bazo.
Es importante acudir al médico si los síntomas persisten más de una semana o si la inflamación es severa.
Diagnóstico de las afecciones amigdalares
Para diagnosticar la amigdalitis, el médico realiza:
- Examen físico: Observa el tamaño, color y presencia de placas en las amígdalas. También palpa los ganglios del cuello.
- Prueba rápida de estreptococos: Determina en minutos si la infección es causada por Streptococcus pyogenes.
- Cultivo faríngeo: Se toma una muestra de la garganta para identificar bacterias específicas si la prueba rápida no es concluyente.
- Análisis de sangre: En casos de sospecha de mononucleosis, se pueden solicitar pruebas serológicas.
Un diagnóstico preciso es clave para establecer el tratamiento adecuado y evitar complicaciones.
Tratamientos disponibles
El tratamiento de la amigdalitis varía según su causa:
Tratamiento para amigdalitis viral
Dado que no responde a antibióticos, el enfoque es sintomático e incluye:
- Reposo e hidratación abundante.
- Analgésicos y antipiréticos como paracetamol o ibuprofeno.
- Gárgaras con agua salada para aliviar el dolor de garganta.
- Uso de humidificadores para evitar la sequedad de las vías respiratorias.
Tratamiento para amigdalitis bacteriana
Cuando la amigdalitis es causada por Streptococcus pyogenes, se indican antibióticos como:
- Penicilina o amoxicilina (primera elección).
- En caso de alergia a la penicilina, se pueden usar macrólidos como la azitromicina o la claritromicina.
Es fundamental completar el tratamiento antibiótico para evitar complicaciones como fiebre reumática o abscesos periamigdalinos.
Amigdalectomía: Extirpación de las amígdalas
Se considera en casos de:
- Amigdalitis recurrente (más de 6 episodios al año).
- Complicaciones como abscesos o apnea del sueño.
- Amígdalas hipertrofiadas que dificultan la respiración o la deglución.
La cirugía se realiza bajo anestesia general y suele tener una recuperación de una a dos semanas.
Complicaciones potenciales de la amigdalitis
Si la amigdalitis no se trata adecuadamente, puede derivar en:
- Abscesos periamigdalinos: Acumulación de pus en la garganta, causando dolor severo y dificultad para tragar o respirar.
- Amigdalitis crónica: Inflamación persistente que puede afectar la calidad de vida.
- Fiebre reumática: Puede ocurrir si una infección estreptocócica no se trata a tiempo, afectando el corazón, articulaciones y sistema nervioso.
- Glomerulonefritis postestreptocócica: Infección que puede dañar los riñones.
- Apnea del sueño: Amígdalas grandes pueden obstruir las vías respiratorias durante el sueño.
Un tratamiento oportuno y adecuado ayuda a prevenir estas complicaciones.
Prevención y cuidados preventivos
Para reducir el riesgo de amigdalitis e infecciones amigdalares, se recomienda:
- Higiene personal: Lavarse las manos frecuentemente y evitar compartir objetos personales.
- Evitar el contacto con personas enfermas: Especialmente en casos de infecciones respiratorias.
- Fortalecer el sistema inmunológico: Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio y dormir lo suficiente.
- Evitar irritantes: Reducir la exposición al humo del tabaco y otros contaminantes.
Cuándo consultar a un profesional de la salud
Se debe acudir al médico si:
- Los síntomas duran más de una semana.
- Se presenta fiebre alta (mayor a 39 °C).
- Hay dificultad para respirar o tragar.
- Se observan manchas blancas o pus en las amígdalas.
- Existen episodios repetidos de amigdalitis en poco tiempo.
Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida.
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Autor(es): Luis Maita, Obra: Amigdalitis: Causas, síntomas y tratamientos efectivos, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/glosario-medico/amigdalas-amigdalitis
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