En este artículo, exploraremos a fondo las generalidades del cáncer, incluyendo sus causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y prevención. También discutiremos algunos términos relacionados con esta enfermedad.
Qué es el cancer
Durante los últimos años, se han realizado progresos muy importantes en el conocimiento de las bases biológicas, bioquímicas y genéticas del cáncer, lo que ha sido fundamental, para la prevención, la detección precoz del mismo y la posibilidad de curación con tratamientos cada vez menos agresivos.
De forma general podemos decir que un cáncer se produce porque una célula se multiplica de forma anormal y desordenada.
La multiplicación celular es un proceso natural y esencial en la vida, ya que todos los seres vivos se desarrollan a partir de una célula única.
Según la capacidad de multiplicarse o regenerarse, distinguimos 3 tipos de células:
- Células permanentes: Son aquellas que, después del nacimiento del ser vivo, no vuelven a multiplicarse si son destruidas, como ocurre con las neuronas o células nerviosas.
- Células estables: Son aquellas que sí mantienen su capacidad para regenerarse durante toda la vida del individuo, pero sólo lo hacen en circunstancias especiales, como por ejemplo una herida o una enfermedad, a este grupo pertenecen las células musculares y hepáticas.
- Células lábiles: Son las células epiteliales que recubren la piel y los intestinos. Están continuamente renovándose, crecen, se multiplican y mueren a lo largo de la toda la vida del ser vivo.
La proliferación celular está sometida a un estrecho control, que permite que todos los órganos y estructuras del cuerpo alcancen un tamaño determinado y equilibrado con relación al conjunto total que constituye el cuerpo humano.
Existen mecanismos inhibidores que impiden que las células se multipliquen de manera arbitraria y desordenada, permitiendo que se reproduzcan solamente cuando sea necesario, así cuando existe alguna lesión, por ejemplo una herida, desaparecen estos mecanismos inhibidores, permitiendo que las células se multipliquen y se repare la agresión.
Si se alteran estos mecanismos inhibitorios, las células crecen y se multiplican sin control, formándose masas de células anormales que denominaremos tumores, los cuales pueden ser benignos o malignos.
Terminología asociada al cáncer
Es importante conocer algunos conceptos relacionados con la multiplicación y el crecimiento celular, para entender mejor por qué se producen algunos tumores.
Oncología
La oncología es la ciencia que estudia el cáncer, los síntomas que presenta, su diagnóstico y tratamiento.
Hiperplasia
Consiste en el aumento del número de células de un tejido o un órgano.
Se puede producir en situaciones naturales, como ocurre en el crecimiento de las mamas durante el embarazo. También se puede producir en algunos tejidos cuando están sometidos a estímulos irritativos durante mucho tiempo, por ejemplo en las cuerdas vocales de los cantantes, en las que pueden aparecer primero hiperplasias y posteriormente pólipos, o en las manos de los trabajadores, como consecuencia de la repetida fricción de las manos con las herramientas, formándose los conocidos “callos”.
Si este estímulo persiste de forma crónica, se puede presentar otro fenómeno que se conoce como:
Metaplasia
Consiste en la sustitución de un tipo de células por otro.
Al principio es un proceso reversible, vuelve a la normalidad si cesa el estímulo, y adaptativo. Así, por ejemplo, en los fumadores crónicos que soportan continuamente un estímulo irritativo sobre las células epiteliales que tapizan las vías respiratorias, estas células se transforman en otras más gruesas, disponiéndose en diferentes estratos o capas y de esta manera son más resistentes a las agresiones.
Llega un momento en que si los factores irritativos no se detienen, la metaplasia se convierte en un proceso irreversible que puede convertirse en maligno.
El estudio de las metaplasias, ha sido fundamental en el diagnóstico precoz de muchos cánceres, ya que es una lesión, en ocasiones, premaligna que nos avisa o pone en alerta sobre la aparición de un tumor.
Un ejemplo importante, lo tendríamos en las células que recubren el cérvix o cuello uterino de la mujer, que tiene tendencia a multiplicarse tras determinados estímulos permanentes, posteriormente se produce una metaplasia, que puede detectarse a tiempo, si se realizan citologías periódicas, impidiendo que se desarrolle un cáncer.
Hipertrofia
Consiste en el aumento del tamaño de las células. Este fenómeno se puede observar en los músculos de los deportistas, que tras ser estimulados por el entrenamiento alcanzan un tamaño mayor sin aumentar el número de células. El caso opuesto sería:
Atrofia
Disminución del tamaño normal de las células como consecuencia del desgaste de estas o de la falta de uso. Un ejemplo, sería la atrofia muscular que se produce en las piernas de una persona que ha permanecido durante mucho tiempo en la cama sin efectuar ningún tipo de ejercicio.
Diferencias entre tumor y cáncer
Un tumor es cualquier crecimiento celular anormal, que se agrupa formando una masa de tejido nuevo, también llamado neoplasia. Sus células no desempeñan ninguna función especial en el ser vivo, se multiplican por su cuenta, sin responder a ninguno de los sistemas de control del organismo. Normalmente, crecen con rapidez, constituyendo una masa o “bulto”, que ocupa un espacio determinado en cualquier tejido de nuestro cuerpo.
Las células de los tumores benignos, tienen unas características especiales que las diferencian de las células cancerígenas o células de los tumores malignos o cánceres. Estas características son:
- Son parecidas a las células del tejido sano normal original.
- Se mantienen en una localización muy concreta del organismo, sin difundirse o diseminarse a otros tejidos, es decir, no producen metástasis.
- En muchas ocasiones se encuentran envueltos por una cápsula que facilita su extirpación.
Ejemplos típicos de tumores benignos son:
- Las verrugas.
- Los fibromas.
- La mayoría de los pólipos.
- Los quistes.
Normalmente, no producen síntomas importantes para el ser humano, salvo los derivados del efecto “masa”, al ocupar el espacio que pertenece a otras estructuras. Por esto, los tumores benignos más peligrosos son los que crecen en el cerebro, al estar contenido en una cavidad cerrada, que es el cráneo, el tumor no puede crecer sin comprimir los tejidos sanos, produciendo síntomas como dolor de cabeza intenso o alteraciones en la vista.
Otro caso en el que el crecimiento del tumor puede ser peligroso, es en los fibromas uterinos, ya que al ocupar estos la cavidad del útero, podría impedir, si existe un embarazo, el desarrollo del mismo, al no dejarle sitio para que se implante el embrión y pueda crecer con normalidad.
En estos casos el tratamiento de elección sería la extirpación quirúrgica del tumor, lo que solucionaría el problema. También suelen intervenirse quirúrgicamente los tumores que se encuentran en lugares visibles como la cara y resultan antiestéticos.
Hay algunos tumores buenos, como los “lunares”, que pueden convertirse en malignos, por lo que hay que vigilarlos. Si un lunar aumenta de tamaño, cambia de color, pica o sangra, consulte a su médico.
Cáncer o tumor maligno
Consiste en la proliferación desordenada de un grupo de células, que no responden a los mecanismos normales de control del organismo.
Las características especiales que presentan estas células y que le otorgan la malignidad son:
- Las células no se parecen a las del tejido original, la mayoría de las veces se origina de una célula progenitora que se multiplica y da lugar a un clon de células malignas.
- No se encuentran localizadas en un sitio determinado ni encapsuladas, sino que se extienden invadiendo los tejidos circundantes, a modo de prolongaciones, lo que le da aspecto de un cangrejo, de donde viene el nombre de cáncer.
- Son capaces de producir metástasis, es decir, diseminarse a través de la sangre o de la vía linfática y establecerse a distancia en cualquier otro punto del organismo.
Si la masa cancerígena no ha crecido demasiado, también puede extirparse quirúrgicamente, sin embargo, el problema grave que presentan los tumores malignos es su capacidad de producir metástasis.
Cuando se disemina por vía linfática, las células malignas se acumulan en los ganglios linfáticos, produciendo un aumento de tamaño de los mismos, por lo que es muy importante vigilar y seguir el recorrido de las cadenas de ganglios linfáticos, para comprobar la extensión de la enfermedad. Un ejemplo muy conocido de este hecho es la inflamación de los ganglios de la axila en los cánceres de mama.
Si el cáncer se disemina por vía sanguínea, es capaz de establecerse en cualquier órgano del cuerpo, lo que empeora claramente el pronóstico, al ser mucho más difícil el tratamiento, como ejemplo tendríamos el cáncer de pulmón, que se disemina con facilidad al cerebro, hígado y huesos.
Síntomas del cáncer
Uno de los problemas más importantes de la detección precoz del cáncer, es que la mayoría de ellos pasan desapercibidos durante algún tiempo, es decir, el enfermo no nota nada anormal ni ningún signo de alarma en su cuerpo, por lo que no acude al médico hasta pasados varios meses de evolución.
Los tumores pueden producir síntomas por distintos mecanismos:
- Efecto masa.
- Liberación de sustancias a la sangre.
- Trastornos metabólicos y hematológicos.
Efecto masa
Las células malignas al multiplicarse constituyen una masa que va creciendo y ocupando un lugar que antes pertenecía a otras estructuras o en el que no había nada; de esta manera puede provocar distintos síntomas.
Por ejemplo, si crece ocupando la luz del intestino, en el tramo superior, no dejará pasar los alimentos, ocasionando vómitos; si lo hace ocupando el tramo inferior de la luz intestinal, puede producir una obstrucción, dando como consecuencia estreñimiento.
Si el tumor crece dentro de los bronquios, provocará dificultad respiratoria al dificultar el paso del aire.
Liberación de sustancias
A veces, los cánceres dan síntomas en otros órganos al segregar sustancias, como ciertas hormonas que liberan a la sangre y producen lo que conocemos como síndromes paraneoplásicos.
Otras veces, se liberan sustancias capaces de producir fiebre, que la mayoría de las veces se atribuye a una infección, aunque al realizar un estudio más detenido se comprueba que es a causa del propio cáncer.
Efectos metabólicos y hematológicos
Uno de los problemas más importantes y conocidos, que se presentan en la mayoría de los cánceres avanzados, es la pérdida exagerada de peso, asociada casi siempre a anorexia y astenia (cansancio intenso).
Parece ser que esto se debe a la suma de muchos factores:
- Disminuye la sensación de gusto y olfato.
- Se producen alteraciones en el aparato digestivo, que muchas veces cursan con náuseas y a veces vómitos.
- Las propias células tumorales consumen mucha energía, que “roban” al enfermo.
- El paciente suele tener sensación de saciedad y en consecuencia disminución del apetito.
En muchas ocasiones, aparece en las fases avanzadas del cáncer anemia, leucopenia y plaquetopenia, es decir, disminución del número de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, respectivamente, que son los tres tipos de células que produce nuestra médula ósea.
- La disminución de glóbulos blancos, que son las células que se encargan de defender al organismo, hace que estos enfermos se encuentren más débiles y presenten muchas infecciones.
- La disminución de las plaquetas, que son células encargadas de formar trombos o “tapones” para detener los posibles sangrados, facilitaría la producción de hemorragias.
- La disminución de glóbulos rojos, es la causante de la anemia, que facilita que el paciente se encuentre cansado, al disminuir el aporte de oxígeno a los tejidos.
Cáncer | Síntomas |
---|---|
Pulmón | Tos persistente, expectoración con sangre, dificultad respiratoria, dolor torácico, ronquera. |
Laringe | Ronquera persistente |
Esófago | Dificultad para tragar, sólidos primero y líquidos después. |
Vómitos y disminución de peso. | |
Estómago | Dolor abdominal, vómitos, a veces con sangre. |
Pérdida de peso. | |
Colon | Alteraciones en el ritmo intestinal |
(diarrea o estreñimiento). | |
Mama | Nódulo en mama, secreción y retracción del pezón. |
Alteraciones de la piel, aspecto de “piel de naranja” | |
Útero | Sangrados vaginales postmenopáusicos. |
Piel | Lunar que pica, crece, cambia de color o sangra. |
Herida que no cura. | |
Próstata | Dificultad para la micción. |
Infecciones urinarias de repetición | |
Vejiga | Sangre en la orina |
Causas y frecuencia de la enfermedad
Las investigaciones realizadas en las últimas décadas sobre el cáncer, han demostrado que su incidencia (aparición de nuevos casos), varía según la edad, el sexo, la raza y la localización geográfica.
Esto quiere decir que cuando aparece un proceso maligno, por un lado, existe una predisposición genética y, por otro lado, unos factores ambientales externos, que llamamos cancerígenos, que determinan que se desarrolle el tumor.
Factores genéticos
Las alteraciones genéticas parecen influir de forma importante en el desarrollo del cáncer.
En los núcleos de las células, hay unas estructuras que son los cromosomas, los cuales contienen nuestros genes; estos son los responsables de las características hereditarias de los seres vivos, como por ejemplo, el color del pelo o de los ojos. Estos genes contienen la información que permite que las células se estimulen y multipliquen según un orden establecido, de esta forma, a partir de la célula que se origina al unirse un óvulo con un espermatozoide, que contiene toda la información genética de sus progenitores, se desarrollará el embrión y en un futuro el ser humano adulto.
Si estos genes se activan en un momento de una forma inadecuada, son capaces de inducir la producción de un cáncer; en estos casos los llamamos oncogenes.
Así, en algunas enfermedades, no muy conocidas, el individuo hereda genes que presentan más posibilidades de producir tumores malignos, por ejemplo, el xeroderma pigmentoso es una enfermedad de la piel en la que se hereda un defecto enzimático, que no permite que la piel se regenere de forma normal, lo que hace que exista un riesgo más elevado de desarrollar cáncer de piel.
También es conocido el hecho de que en algunas enfermedades cromosómicas, como es la trisomía 21 o síndrome de Down, existe una posibilidad mayor de desarrollar ciertos tumores, como las leucemias.
Está comprobado que algunos cánceres muy conocidos, como el de mama o el de colon, tienen una incidencia mayor en algunas familias.
Estos factores hereditarios se modifican parcialmente por los agentes externos, como son la dieta y la situación geográfica; así, se ha demostrado que si dos hermanos gemelos, cuya información genética es la misma, son separados al nacer y llevados cada uno a un país, con climatología, costumbres y hábitos alimentarios diferentes, al cabo de los años, estos niños adquirirán cada uno los riesgos y características propias de los habitantes del país en el que viven.
La raza también es un factor genético influyente en la incidencia del cáncer; parece ser que en la raza negra existe una mayor posibilidad de padecer algunos cánceres, como los del aparato digestivo, sin embargo, este hecho también se puede modificar de forma importante por los factores ambientales externos, como hemos comentado en el caso anterior. Se ha comprobado que, tras varios años, los inmigrantes de raza negra o japonesa que viven en Norteamérica, presentan los mismos riesgos de padecer cáncer que los propios habitantes americanos.
Factores exógenos
Radiaciones
La información sobre la capacidad de las radiaciones de inducir la aparición de tumores en los seres vivos, se ha obtenido a partir de los estudios realizados en los supervivientes de las explosiones de las bombas atómicas y en pacientes expuestos a radiaciones por motivos diagnósticos o terapéuticos.
Las bombas atómicas lanzadas en la II guerra mundial sobre Hiroshima y Nagasaki, demostraron la capacidad de la radiación para inducir cáncer. Aunque al principio los supervivientes de la catástrofe no parecían haber sufrido daños, al cabo de unos años se incrementó de forma alarmante el número de cánceres de tiroides, de mama y de leucemias.
También se ha comprobado que existe un elevado número de leucemias en pacientes que han sido tratados con radioterapia, por padecer algún proceso maligno.
Aunque se sabe que todos los tejidos son susceptibles de inducción tumoral por parte de las radiaciones, los más sensibles son la médula ósea, la mama y la tiroides.
El periodo de latencia, es decir, el tiempo que transcurre desde la exposición a la radiación hasta la aparición del tumor, es variable, entre 2 y 5 años para la leucemia y de 5-10 años para el de mama.
En general, la probabilidad de desarrollar un cáncer es proporcional a la cantidad de radiación recibida y a la distancia a la que se está de ella; cuanto más cerca, más riesgo existe.
Además de las radiaciones procedentes de las bombas y accidentes nucleares, hay que tener en cuenta a las fuentes naturales de radiación. Así, los rayos ultravioleta procedentes del sol, son el principal factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de piel.
El cáncer de piel aparece principalmente en personas de raza blanca, siendo infrecuente en las de raza negra y en grupos raciales con pigmentación de piel oscura. Se da sobre todo en regiones geográficas con clima cálido y aparece en las partes del cuerpo expuestas al sol, siendo más frecuente en las personas que trabajan al aire libre.
Los pacientes con enfermedades genéticas, como el albinismo y el xeroderma pigmentoso, que son procesos que empeoran por la exposición a la luz solar, presentan un riesgo muy elevado de padecer un cáncer cutáneo.
Tabaco
En numerosos estudios se ha demostrado que el principal agente productor de cáncer en nuestro medio ambiente es la inhalación del humo de tabaco. En el tabaco existe una sustancia que es el alquitrán, que se deposita fundamentalmente en los bronquios y pulmones de los fumadores, produciendo una irritación crónica, que cuando se mantiene durante cierto tiempo, da lugar al cáncer de pulmón.
Existe una fuerte asociación entre el tabaco y el cáncer de pulmón, de manera que los fumadores, tienen más de 10 veces más riesgo de padecer un cáncer que los no fumadores. En los últimos años, está aumentando notablemente el cáncer de pulmón en las mujeres, debido al aumento del consumo de cigarrillos por parte del sexo femenino desde los años 60-70.
El dejar de fumar provoca una disminución gradual del riesgo, de manera que tras 10-15 años sin fumar, la probabilidad de padecer un cáncer de pulmón es similar a la de un no fumador.
El tabaco también influye en la aparición de otros cánceres como son: boca, esófago, vejiga, riñón y páncreas.
Exposición profesional
La primera vez que se relacionó un tipo de cáncer con una profesión fue en Londres, en 1775, cuando se observó que los limpiadores de chimeneas padecían con mucha más frecuencia cáncer de escroto.
Posteriormente, se comprobó que los productos alquitranados que desprenden el humo de las chimeneas tienen relación con varios tipos de tumores, entre otros el de pulmón y el de escroto.
Desde entonces, han sido muchas las sustancias químicas que se han relacionado con el riesgo de padecer cáncer; por ejemplo, las anilinas, que se utilizan al fabricar productos de goma, aumentan el riesgo de padecer cáncer de vejiga urinaria.
El cloruro de vinilo, que es un componente del plástico, favorece el desarrollo de cáncer de hígado.
El arsénico se considera carcinógeno en los tumores de pulmón, piel e hígado.
Dieta
Un estudio epidemiológico realizado en distintos países, comparando los hábitos alimentarios y la incidencia de ciertos tipos de cánceres en cada uno de ellos, ha permitido obtener muchos datos sobre qué tipos de alimentos protegen o favorecen la aparición de ciertos tumores.
Por ejemplo, el consumo excesivo de grasas, aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon y de mama, mientras que la dieta rica en fibras protege del cáncer de colón, ya que producen un tránsito intestinal rápido, no permitiendo que sustancias potencialmente cancerígenas permanezcan durante mucho tiempo en la luz intestinal.
La vitamina C también parece que ejerce un efecto protector.
Los alimentos en conserva o ahumados parece que son potencialmente cancerígenos.
Recuerda, si quieres tener una alimentación sana, que disminuya el riesgo de cáncer:
- Disminuye el consumo de grasas.
- Aumenta el consumo de frutas (sobre todo cítricos), hortalizas y fibras.
- Disminuye el consumo de ahumados y conservas.
- Disminuye el consumo de alcohol.
Fármacos
Se ha demostrado que ciertos fármacos, también pueden tener capacidad cancerígena.
El dietilbestrol es un estrógeno sintético, que se utilizó durante un tiempo para disminuir la incidencia de abortos en mujeres embarazadas y que provocó un aumento en el número de cánceres de cérvix y vagina en las hijas de las mujeres que lo tomaron.
Las mujeres menopáusicas, que están siendo tratadas con estrógenos, deben tomar también progesterona para evitar que aumente el riesgo de cáncer de útero.
Algunos fármacos alquilantes, empleados como quimioterapéuticos, pueden aumentar el riesgo de aparición de leucemias.
Virus
Los virus son organismos o agentes infecciosos, que invaden nuestras células y a veces se “apoderan” de ellas. Ya que algunos son capaces de modificar o sustituir el ADN o material genético primitivo, por el del propio virus, esto modificaría la información genética de la célula, dando lugar a alteraciones o confusiones en la multiplicación celular, que como explicamos al principio, puede ser el origen de un cáncer, al producirse células anormales.
En el momento actual, son muy pocos los virus en los que se ha demostrado claramente la relación entre la infección y la posterior aparición del cáncer. Entre ellos estaría el virus de la hepatitis B, que influye en el desarrollo del cáncer de hígado.
Algunos tipos de papilomas y el virus del herpes simple tipo II, pueden aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino o cérvix.
Existe un virus que tiene afinidad por los linfocitos, que puede producir leucemias.
Otros agentes
A veces el cáncer puede aparecer sobre superficies que han sufrido determinadas agresiones, como puede ser una cicatriz o el borde de una herida.
También es conocido el hecho de que en los fumadores de pipa, aumenta el riesgo de cáncer de labio, no solo por el tabaco, sino por la constante irritación producida por la pipa.
Aunque, todavía quedan muchas causas por investigar y muchos interrogantes sobre el cáncer, el conocimiento de los factores genéticos y ambientales que pueden contribuir a la incidencia del cáncer, deben ser utilizados por el médico para identificar a los pacientes que presentan un riesgo aumentado de presentar una neoplasia y aplicar las medidas preventivas y de detección precoz necesarias.
Por su parte, el paciente debe intentar modificar el estilo de vida, adquiriendo algunos hábitos más sanos y evitando en la medida de lo posible la exposición a los factores ambientales identificados como cancerígenos.
Diagnóstico de cáncer
Cuando a un enfermo se le diagnostica un tumor, es primordial averiguar:
- Qué tipo de tumor es, benigno o maligno. Para ello es preciso hacer una biopsia del tumor y realizar el estudio anatomopatológico.
- Determinar el grado de extensión del tumor, tanto a nivel local, ganglionar como a distancia (metástasis). Esto se denomina determinar el estadío del tumor.
- Valorar el estado de salud del paciente y los efectos que el tumor puede provocar en él.
En función de estos datos, se efectúa la elección del tratamiento adecuado.
En general, los métodos que utilizamos para realizar el diagnóstico de un cáncer y determinar en qué estadío se encuentra son:
- Historia clínica.
- Exploración física del enfermo
- Estudio radiológico: radiografías, ecografías, T.A.C o resonancia magnética.
- Pruebas de laboratorio: estudio hematológico, marcadores tumorales.
- Biopsia: es la prueba definitiva para determinar el tipo de tumor.
10 consejos para prevenir el cáncer:
- No fumar. El tabaco es perjudicial para tu salud y la salud de quienes te rodean.
- Disminuir la ingesta de alcohol.
- Evitar exposiciones prolongadas al sol y quemaduras, sobre todo en los primeros años de vida.
- Respetar las normas de seguridad en el trabajo y en las zonas destinadas a sustancias potencialmente cancerígenas.
- Aumentar el consumo diario de verduras, frutas y fibra.
- Evitar el exceso de peso, la vida sedentaria y el consumo excesivo de grasas.
- Consultar al médico, ante la aparición de un bulto de una herida que no se cura, o un lunar que cambia de características.
- Consultar al médico si existe pérdida de peso importante, alteración en el ritmo intestinal o tos persistente.
- Participar en los programas de detección precoz del cáncer de cérvix y útero, realizándose revisiones periódicas.
- Autoexplorar mensualmente las mamas. Acude a los programas de detección precoz del cáncer de mama.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento del cáncer es intentar extraer o destruir todas las células cancerígenas que existan en el organismo.
Tras conocer exactamente el tipo, la localización, extensión y diseminación del cáncer, así como el estado general de salud del enfermo, se decidirá el tratamiento que habrá que aplicar. Existen varias posibilidades:
Cirugía oncológica
El objetivo es extirpar completamente el cáncer, resecando la masa en su totalidad, hasta llegar al tejido sano, analizando los bordes, para asegurarse que no queda ninguna célula maligna por extirpar.
Algunas veces, es necesario también extirpar los ganglios linfáticos de las cadenas próximas, si ya han sido invadidas por el cáncer.
Hay casos en los que no es posible llevar a cabo una cirugía curativa, sino que se hará con fines paliativos, es decir, para intentar mejorar o aliviar los síntomas que presenta el paciente, extirpándose solamente la parte del tumor que ocasiona el problema.
Por ejemplo, si existe un cáncer de colon con metástasis en el hígado, en el que no existe posibilidad de curación, pero la masa tumoral está produciendo una obstrucción en la luz el intestino, ocasionándole al enfermo dolor abdominal intenso e imposibilidad de deposición intestinal, se extirpará la parte de tumor que está produciendo esa obstrucción, con objeto de mejorar la calidad de vida y aliviar el dolor del enfermo.
Radioterapia
El objetivo consiste en intentar destruir las células cancerígenas mediante la radiación, que consigue producir un daño irreversible en el material genético de las células cancerosas, lo que les impide volver a multiplicarse.
El problema es que este daño también afecta a las células normales del organismo, destruyéndose muchas de ellas, aunque nuestro organismo es capaz de regenerar a la mayoría. Es por esto por lo que algunas personas a las que se aplica la radioterapia pierden el cabello, ya que se destruye el folículo piloso por efecto de la radiación; muchas de estas personas vuelven a recuperar su pelo cuando finaliza el tratamiento.
Es fundamental que el radioterapeuta (médico especialista en radioterapia), haga mediciones exactas de la superficie que debe ser radiada, centrándose lo máximo posible en las células malignas e intentando que el tejido sano de alrededor reciba el menor número de radiaciones posibles.
El tratamiento dura unas 5 o 6 semanas y se aplica diariamente durante unos minutos solamente. No es doloroso y no es necesario hospitalizar al paciente.
Los efectos secundarios que puede producir la radioterapia dependen de la cantidad de radiación y de la región del cuerpo donde se apliquen. En general, es frecuente que ocasione náuseas, vómitos o diarrea, si afectan a nivel abdominal.
En la piel pueden dar lugar a zonas de enrojecimiento e incluso quemaduras, que desaparecen habitualmente al cesar el tratamiento.
La radioterapia puede utilizarse con fines curativos, al igual que la cirugía, si el tumor está bien localizado y es radiosensible.
Otras veces se administra como coadyuvante a la cirugía, es decir, antes de la cirugía para reducir el tamaño de la masa y facilitar su extirpación quirúrgica, o después de la intervención para acabar con los residuos tumorales.
En otras ocasiones sólo es posible utilizarla con fines paliativos, como por ejemplo, para disminuir el dolor en los tumores óseos, cuando la curación es imposible.
Quimioterapia
Cuando el cáncer está muy extendido y afecta a varios órganos del cuerpo, la cirugía y la radioterapia suelen ser insuficientes.
En estos casos se utiliza la quimioterapia, que consiste en la administración de uno o varios fármacos citotóxicos, que quiere decir que son tóxicos para la célula, produciendo un daño en su material genético, que impide que las células se vuelvan a multiplicar.
Al igual que ocurría con la radioterapia, el problema es que estos medicamentos también son tóxicos para las células normales a las que muchas veces consiguen envenenar.
Por esto, la quimioterapia se suele dar en ciclos, interrumpiendo el tratamiento durante intervalos de tiempo pequeños, que permita la recuperación de las células normales, pero no de las cancerígenas.
Los efectos secundarios que pueden producir la quimioterapia son: náuseas, caída del cabello, disminución de las células sanguíneas (anemia, leucopenia y trombocitopenia). Estos síntomas desaparecen y vuelven a la normalidad al cesar el tratamiento.
La quimioterapia suele ser muy eficaz en los llamados cánceres de la sangre o leucemias. En el resto de los tumores, suele administrarse como tratamiento complementario de la cirugía o radioterapia.
Una variante de la quimioterapia, es la administración de hormonas y antihormonas, como el Tamoxifeno, que se utiliza en el tratamiento de tumores que crecen influenciados por estímulos hormonales, por ejemplo, el cáncer de mama.
¿Cuándo debe de acudir al médico?
En general, los “Signos de Alarma” del cáncer son:
- Alteración del ritmo intestinal (diarrea o estreñimiento).
- Dificultad para tragar.
- Pérdida de peso evidente, sin motivo que lo justifique, como la dieta.
- Tos o ronquera persistente.
- Presencia de un bulto o nódulo en la mama o cualquier otro lugar.
- Úlcera o herida en la piel que no cicatriza.
- Lunar o verruga, que aumenta de tamaño, cambia de color, pica o sangra.
Ante cualquiera de estos síntomas, consulte a su médico, lo antes posible.
Pronóstico
Actualmente, muchos cánceres se curan si se diagnostican precozmente, por lo que se insiste mucho en las revisiones periódicas y en las consultas al médico, ante cualquier signo de alarma.
Una vez que el cáncer se ha diagnosticado y tratado, el paciente será revisado cuidadosa y periódicamente, investigando cualquier síntoma sospechoso que aparezca de nuevo.
En general, una vez que superan los primeros 5 años, las posibilidades de recaída son mínimas y se suele dar al enfermo por curado.
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Autor(es): Luis Maita, Obra: El cáncer, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/el-cancer
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