La Tierra en el Universo
Durante mucho tiempo, los hombres desconocieron el lugar que nuestro planeta ocupaba en el universo. Las religiones ocuparon el espacio de la ciencia y expandieron teorías acordes con los intereses de cada ideología.
A pesar de los avances tecnológicos de nuestro tiempo el conocimiento que tenemos del universo sigue siendo pobre pero sí tenemos una serie de certezas: la tierra es un planeta que gira alrededor del Sol con la Luna como satélite; forma parte del Sistema Solar y el Sol es una estrella que, junto a varios miles, constituye una galaxia, la Vía Láctea, que solo es una entre varios millones de galaxias que forman el universo.
Lo que se ha dado en llamar Sistema Solar está formado por el Sol que ejerce una atracción gravitatoria sobre nueve planetas con sus correspondientes satélites. Tabla de datos (página en ventana nueva).
Forma y dimensiones de la Tierra
Alguna vez se pensó que la Tierra era plana; hoy, cualquier niño de primaria ha visto imágenes de nuestro planeta emitidas desde las naves espaciales y sabe que nuestro mundo es una esfera.
Aunque no una esfera perfecta. En 1967, la Asociación Internacional de Geodesia adoptó los siguiente valores de medición de la Tierra:
- Radio ecuatorial 6.378,26 Km.
- Radio polar 6.356,77 Km.
- Radio medio 6.367,75 Km.
Estas cifras prueban que no se trata de una esfera perfecta, sino que está ligeramente achatada. El achatamiento se atribuye a la fuerza centrifuga, que produce en la Tierra, que es un tanto plástica, una deformación, para lograr un equilibrio entre las fuerzas de gravedad y rotación. Esta figura, cuyo perímetro es de 40.075 kilómetros se define como un elipsoide de revolución.
Los movimientos de la Tierra
Quienes nos encontramos sobre la superficie terrestre no tenemos conciencia de sus movimientos, En la antigüedad, cuando veían salir el sol o la luna y recorrer el cielo fue más sencillo para todos pensar que eran el sol y la luna quienes se movían.
La realidad es que la Tierra se mueve en el espacio y lo hace con dos movimientos: un giro sobre si misma alrededor de un eje imaginario y un giro alrededor del Sol. Al girar sobre si misma la tierra realiza un movimiento de rotación. Emplea en el mismo 23 horas, 56 minutos y 4 segundos y el recorrido se hace a una fuerte velocidad y en sentido Oeste-Este. Este movimiento nos sitúa en el espacio y en el tiempo.
Este movimiento genera varias fuerzas; por un lado la fuerza centrifuga que haría salir despedidos todos los objetos que se encontrasen en la superficie lo que no ocurre porque esta fuerza es contrarrestada por la fuerza de gravedad. El resultado de estas dos fuerzas es la variación en el peso que es mas reducido en el Ecuador.
Otro efecto importantísimo de este movimiento es el conocido como efecto Coriolis y que obliga a todo móvil sobre la superficie terrestre sufra una desviación en el sentido de la marcha hacia la derecha si es en el Hemisferio Norte y a la izquierda si es en el Hemisferio Sur. Esta desviación ejerce importantísimos efectos sobre los vientos y las corrientes marinas.
Como consecuencia del movimiento de rotación cualquier punto sobre la superficie terrestre disfruta de una alternancia de periodos de iluminación y oscuridad.
Por último, gracias a este movimiento, podemos medir el tiempo.
El movimiento de traslación la Tierra gira alrededor del Sol y tarda 365 días, 5 horas y 48 minutos con 45 segundos en completar ese giro.
La salida y el ocaso del Sol va cambiando de lugar a lo largo de ese periodo esto ocurre por que la tierra gira inclinada ya que, si unimos con una línea los Polos veremos que existe una inclinación de 23 grados y 27 minutos.
Constitución interna de la Tierra
Desde principios del siglo XX, está admitido que la Tierra puede dividirse en tres partes: Corteza, Manto y Núcleo.
Evidentemente, la frontera entre cada una de esas partes no es una línea concreta, existen entre cada una de las zonas, lo que se ha dado en llamar discontinuidades que se dieron a conocer por investigaciones llevadas a cabo con las ondas producidas por los terremotos.
Desde la superficie hacia el interior se encuentra la primera discontinuidad o más externa y fue descubierta por Mohorovicic en 1910, de ahí el nombre de esta discontinuidad en honor a su descubridor; se encuentra a unos 54 Kilómetros de profundidad, aunque su distancia hasta la superficie no es igual en todos los puntos del globo.
La segunda discontinuidad fue descubierta por Oldham en 1906 y se halla a 2.900 kilómetros de profundidad; se la conoce con el nombre de Gutemberg.
Y Lehmann en 1936 descubrió la última discontinuidad a unos 5000 kilómetros de profundidad.
Así pues, podemos definir la tierra con las divisiones que aparecen en la siguiente figura.
Gráfico de la estructura interna de la Tierra, según Bullen (1963) Tomado de "Geología de J. Agueda Villar el alter".
Movimientos de la Corteza Terrestre
La historia de la Tierra está cuajada de momentos de gran actividad durante los que las rocas de la corteza terrestre han sufrido fuertes presiones y han dado lugar a las grandes montañas. Fueron nueve revoluciones orogénicas (oros=montaña) y entre ellas grandes periodos de calma relativa en los que la erosión siguió actuando y depositando grandes masas de sedimentos procedentes de las montañas formadas anteriormente.
No vamos a detenernos aquí en todas y cada una de las teorías que pretenden explicar estos movimientos, se clasifican en fijistas o verticalista según expliquen lo ocurrido con movimientos verticales u horizontales.
Para dar una idea aproximada de lo ocurrido durante millones de años, nos limitaremos a exponer lo ocurrido en la Península Ibérica y acudimos a un texto escrito por el Profesor Tomas Franco Aliaga en su Geografía Física de España que es, seguramente, uno de los mejores libros sobre el tema.
Dice Franco Aliaga:
"Según la teoría de la tectónica de placas, la placa ibérica ha evolucionado con cierta independencia frente a la europea y a la africana.
Los geólogos hablan de cuatro grandes periodos vinculados a sus respectivos territorios; precámbrico, paleozoico, herciniano y alpino. Son etapas compulsivas, de efervescencia geológica, separadas siempre por largos periodos de calma aparente, de entreguerras.
La realidad es muy distinta porque cuando los movimientos epirogenicos se sosiegan, los reajustes horizontales entran en liza y los agentes erosivos prosiguen u infatigable corrosión. Del precámbrico y del paleozoico peninsulares se tiene conocimiento escaso. La zona mejor estudiada, el macizo galaico-duriense, permite a Solé Sabarís distinguir tres series de materiales, sobre los que se apoyaron los terrenos primarios o cámbricos: el zócalo cristalino, el llamado ollo de sapo y las pizarras del Narcea.
En el precámbrico hubo al menos dos grandes convulsiones, seguidas de un largo periodo de calma durante el que fueron arrasados los relieves y cubierto gran parte del territorio por los mares paleozoicos.
El plegamiento herciniano data de finales de la Era Primaria y alcanza su paroxismo en el Carbonífero, periodo en que se genera el carbón, entre otros muchos minerales, a partir del metamorfismo sufrido por determinadas masas orgánicas. Tras el movimiento herciniano los territorios occidentales de la Península adquieren una fisonomía semejante a la actual, aun cuando sus últimos ajustes se deben al Terciario. Por el norte, este y sur se extendía el gran mar de Thetis, denominado así en nombre de la madre de Aquiles.
Hasta el nuevo estallido tectónico del Terciario se sucede un largo periodo de calma que abarca todo el Secundario. La Península esta inclinada hacia Levante y el mar avanza y se retira intermitentemente sobre sus tierras emergidas, aunque sin rebasar los 4º grados de longitud, al oeste de Madrid.
Este movimiento marino va dejando sedimentos que, en la primera etapa del Secundario, el Triasico, son de origen continental. El más conocido es el rodeno, una arenisca roja muy común en Levante. Durante los dos periodos siguientes, el Jurasico y el Cretácico, los sedimentos son predominantemente marinos: margas y calizas Es tal la abundancia de estas ultimas que, una vez elevadas y plegadas por la convulsión alpina, han dado nombre a la España caliza oriental.
El Secundario o Mesozoico es un periodo, como hemos dicho, de calma orogénica sin embargo el desmembramiento de las placas euroasiáticas y africana sigue su curso. en este contexto la Península Ibérica gira lentamente desde una posición noratlantica hasta encajarse entre el macizo francés y el africano. El movimiento adquiere todas las características de un ciclón geológico desplazándose en un giro contrario al de las agujas del reloj. Se puede ver gráfico en la siguiente figura.
Como vemos, el profesor Franco Aliaga narra la aventura geológica de la península como una gran batalla de fuerzas que, no debemos olvidar, se produce a lo largo de millones de años.
Y continua diciendo:
"En el Terciario vuelven las convulsiones y la película de los fenómenos acaecidos durante el mismo podría ser la siguiente, sin olvidar que, entre secuencia y secuencia, los segundos de la narración corresponden a millones de años en la realidad:
A finales del Eoceno (fase Pirenaica) se alcanza el paroxismo alpino que da lugar a la formación pirenaica. Un poco mas tarde, 20 millones de años, durante el Mioceno (fase estirica) surgen de la fosa del sureste las Cordilleras Beticas y las Baleares y con un leve retraso se configuran las depresiones del Ebro y del Guadalquivir.
Pero aun faltan algunos aspectos importantes como la aparición de las depresiones terciarias, el basculamiento de la Meseta hacia el Oeste, los fenómenos volcánicos y la distensión generalizada postalpina o reajuste isostatico, una serie de movimientos verticales de los bloques, frente a los horizontales de la etapa anterior, que buscan su acomodo definitivo. Todo esto sucederá en la fase rodanica en el Plioceno.
Las depresiones terciarias son de dos tipos: prealpinas (Valles del Ebro y del Guadalquivir) e interiores, que no son sino un abombamiento del zócalo mesteño por donde discurrirán los ríos Duero, Tajo y Guadiana rellenándolas con sus sedimentos. Todas estas depresiones forman la denominada España arcillosa.
El basculamiento de la Península hacia el oeste se lleva a efectos en las postrimerías del Terciario, tomando como punto de flexión la zona de contacto entre la Cordillera Ibérica y el valle del Ebro a través de una larga falla cabalgante. El resultado fue una larga carrera de los tres grandes ríos, Duero, Tajo y Guadiana, por abrirse camino hacia el Atlántico. El Ebro halló mas dificultades para llegar al Mediterráneo pero hendió su cauce entre los Montes Obarenes y la Cordillera Cantábrica, al oeste y las Cordilleras Costeras Catalanas al este.
Por último, tras las convulsiones alpinas sucede una larga etapa de distensión o reajuste tectónico, algo así como los últimos coletazos de una impresionante resaca geológica.
La apasionante lectura de esta catástrofe geológica nos da idea de lo ocurrido durante millones de años a nuestro planeta. Montañas que aparecen y desaparecen, depresiones, ríos que cambian su dirección y demás fenómenos que han dado lugar a un planeta que continúa vivo y en movimiento.
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Autor(es): , Obra: Breve historia de la Tierra, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/medio-ambiente/historia-tierra
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