Durante la jornada laboral pueden presentarse accidentes que deben ser atendidos lo más pronto posible para limitar el daño. En este artículo conocerás cuáles son los primeros auxilios que debes prestar en caso de accidentes laborales.
Actuación en caso de Accidente
Primeros Auxilios: Proteger, Alertar y Socorrer
- PROTEGER: (prevenir la agravación del accidente). Es necesario ante todo retirar al trabajador accidentado del peligro sin sucumbir en el intento.
- ALERTAR: la persona que avisa debe expresarse con claridad y precisión. Decir desde donde llama e indicar exactamente el lugar del accidente.
- SOCORRER: hacer una primera evaluación:
- Comprobar si el trabajador/a respira o sangra.
- Hablarle para ver si está consciente.
- Tomar el pulso (mejor en la carótida), si cree que el corazón no late.
Recordar que al accidentado hay que tratarle con urgencia NO trasladarlo con Urgencia.
Medidas preventivas
- Primeros Auxilios en la empresa: organización
- Reanimación de una persona accidentada
- Heridas y Hemorragias
- Quemaduras
- Desmayos
- Convulsiones
- Lesiones Oculares
- Botiquín
Primeros Auxilios en la empresa: Organización
El estado y la evolución de las lesiones derivadas de un accidente, dependen en gran parte de la rapidez y de la calidad de los primeros auxilios recibidos. La Ley 31/95, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, en el Capítulo III, artículo 20, marca como obligación del empresario, el análisis de las posibles situaciones de emergencia, así como la adopción de las medidas necesarias, entre otras, en materia de primeros auxilios.
Los puntos a considerar, tal como marca la citada ley, serían:
- Designación del personal encargado de poner en práctica dichas medidas, previa consulta de los delegados de prevención (art. 33 y 36 de la LPRL). Dicho personal, en función de los riesgos, deberá recibir la formación adecuada en materia de primeros auxilios, ser suficiente en número y disponer del material adecuado, siempre a tenor del tamaño y actividad de la empresa, de la organización del trabajo y del nivel tecnológico de aquella.
- Revisión o comprobación periódica del correcto funcionamiento de las medidas adoptadas.
- Organización de las relaciones que sean necesarias con servicios externos para garantizar la rapidez y eficacia de las actuaciones en materia de primeros auxilios y asistencia médica de urgencias.
La citada ley considera la no adopción de dichas medidas como una infracción grave (art.47.10) o muy grave (art. 48.8) si origina un riesgo grave e inminente.
Los eslabones de la cadena de socorro
Entre la víctima y la atención médica especializada, existen una serie de eslabones que deben ser informados, formados y entrenados para asegurar la rapidez y eficacia de la actuación frente a emergencias.
Los testigos
Existen tres tipos de posibles testigos de un accidente laboral:
- Testigo ordinario: sin preparación ni formación e influenciable por la emoción y el pánico. No sabe que mensaje ha de transmitir y puede olvidar incluso señalar el lugar del accidente.
- Testigo privilegiado: con una formación adecuada; es capaz de hacer una valoración global de la situación, sabe avisar de forma eficaz y se mantiene tranquilo.
- Testigo profesional: ha sido formado y entrenado específicamente para vigilar, detectar y alertar (guardias, personal de seguridad, vigilantes de proceso...)
Resulta obvio que la mayoría de los testigos en la empresa son del tipo ordinario, con lo que la transmisión de la alerta no estará ni mucho menos asegurada, redundando en retrasos innecesarios, asistencia inadecuada y, en último extremo, pérdidas humanas.
Aquí surge la primera pregunta: ¿A quién hemos de formar? Sería conveniente que todos y cada uno de los trabajadores estuvieran informados (carteles informativos, charlas informales, folletos explicativos...) sobre lo que en primeros auxilios se conoce como P.A.S.
La palabra P. A. S. está formada por las iniciales de tres actuaciones secuenciales para empezar a atender al accidentado:
- P de PROTEGER: Antes de actuar, hemos de tener la seguridad de que tanto el accidentado como nosotros mismos estamos fuera de todo peligro. Por ejemplo, ante un ambiente tóxico, no atenderemos al intoxicado sin antes proteger nuestras vías respiratorias (uso de máscaras con filtros adecuados), pues de lo contrario nos accidentaríamos nosotros también.
- A de AVISAR: Siempre que sea posible, daremos aviso a los servicios sanitarios (médico, ambulancia...) de la existencia del accidente, y así activaremos el Sistema de Emergencia, para inmediatamente empezar a socorrer en espera de ayuda.
- S de SOCORRER: Una vez hemos protegido y avisado, procederemos a actuar sobre el accidentado, reconociendo sus signos vitales: 1. Conciencia, 2. Respiración y 3. Pulso, siempre por este orden.
Ahora bien, no todos los trabajadores deben ser entrenados como testigos privilegiados. Como mínimo, los responsables de grupo (jefes de taller, mandos intermedios, encargados, ...) así como aquellos que trabajan en zonas de riesgo deberían recibir una formación más específica.
Dicha formación puede desarrollarse en un día y el contenido mínimo sería:
- Definición de alerta y su importancia en los primeros auxilios
- Descripción de todos los eslabones de la cadena de socorro (funciones, números de teléfono...)
- Formas de avisar: teléfonos, alarmas...
- Mensaje tipo: lugar, lesiones, número de accidentados...
- Ejercicios prácticos en la empresa.
El/la telefonista de la empresa
En algunas empresas un paso obligado para contactar con los servicios externos es el/la telefonista. Siempre que exista este eslabón se le deberá incluir en el grupo de testigos privilegiados. De él/ella depende la transmisión rápida, correcta y eficaz de la solicitud de ayuda.
El/la socorrista
No es posible concretar cuántos socorristas se requieren por número de trabajadores. El "número suficiente" dependerá de otros muchos factores. A modo de guía, a la hora de decidir cuántos socorristas formar, deberemos tener en cuenta:
- El número de trabajadores
- La estructura de la empresa (superficie, naves, plantas...)
- La distribución de los trabajadores en la empresa
- El tipo de trabajo: el/los riesgos existentes; situaciones de aislamiento; trabajos fuera de la empresa...
- Los turnos de trabajo
- La distancia (en tiempo real) de los servicios médicos externos
- Las posibles ausencias por enfermedad, vacaciones...
En todo caso, se debería disponer en cualquier momento en la empresa de una persona encargada de la actuación en situaciones de emergencia.
Una cifra orientativa para situaciones de riesgo bajo (ej. oficinas), sería de un socorrista por cada 50 trabajadores por turno (considerando siempre la necesidad de disponer de socorristas suplentes). Este número debería considerarse como mínimo en el resto de situaciones. A veces, es conveniente disponer de dos socorristas por grupo de trabajo (ej. trabajo con máquinas o herramientas peligrosas).
La formación en socorrismo laboral debe gravitar alrededor de las siguientes premisas:
- El socorrista laboral será voluntario.
- El socorrista laboral deberá tener, además de los conocimientos básicos y generales, una formación específica sobre los riesgos existentes en la empresa.
- El socorrista laboral deberá recibir periódicamente cursos de reciclaje.
Los otros eslabones
- El testigo, la telefonista, el socorrista: todos ellos son eslabones pertenecientes a la empresa.
- El personal de la ambulancia, el equipo médico de urgencias, el personal del hospital son eslabones exteriores.
Esta diferencia de ubicación no ha de suponer una traba para una actuación eficaz. Cada uno de ellos ha de saber quién va después y quién le precede, procurando que la información se transmita de forma clara y concisa; facilitando así las actuaciones posteriores.
Formación en socorrismo laboral
Para conseguir el objetivo básico de los primeros auxilios es preciso disponer de personal adecuadamente formado en socorrismo laboral. Esta formación se debería dividir en tres grandes bloques temáticos: formación básica, formación complementaria y formación específica.
Bibliografía: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España, Nota Técnica Profesional 458 . "Primeros Auxilios en la empresa: Organización". Autores: Mª Dolores Solé Gómez y José Luis Moliné Marco.
Reanimación o resucitación de una persona accidentada o inconsciente
Las técnicas de reanimación son el remedio a emplear cuando la respiración y la circulación se han detenido.
En algunas ocasiones nos podemos encontrar ante una persona inconsciente y aparentemente muerta. En muchos casos, tal muerte todavía no existe, pero puede producirse si no se actúa a tiempo y con acierto. Muchas personas, en estas circunstancias, se podrían salvar con unos primeros auxilios adecuados.
Cómo comprobar la respiración en una persona inconsciente
- Mirar si mueve el pecho.
- Escuchar la salida del aire.
- Sentir el aire caliente que expulsa.
- Si no observamos nada de lo mencionado, es que no respira. Inmediatamente, comprobaremos si tiene pulso.
Cómo comprobar el pulso
- Colocar los dedos índice y corazón en el cuello, al lado y por debajo de la nuez de Adán.
- Colocar el oído sobre el pecho de la víctima.
- Si no sentimos ni escuchamos los latidos de la víctima es que no tiene pulso, lo cual implica parada cardíaca.
Respiración Cardiopulmonar
Se denomina resucitación al conjunto de maniobras que tratan de restablecer la respiración y los movimientos del corazón de una persona en la que accidental y recientemente se han suspendido ambas funciones.
Respiración Artificial
Debe ser:
- Urgentísima, antes de los 6 minutos de ocurrida la supresión.
- Ininterrumpida, incluso durante el traslado.
- Mantenida durante el tiempo necesario, incluso horas.
- Eficaz. Ningún método puede compararse en eficacia con el boca a boca que ha desplazado totalmente a otros, razón por la cual será el único que describamos, ya que consideramos que es mejor conocer uno bien y eficaz, que muchos mal y poco eficaces.
Método Oral Boca a Boca
Consta de 2 tiempos:
Preparación para la respiración.
- Tender a la víctima boca arriba, sin almohada. Si vomitara agua o alimentos, torcer la cabeza hacia un lado mientras devuelve.
- Aflojar (o rasgar si es preciso) las ropas de la víctima que opriman la garganta, el tórax o el abdomen.
- Inspeccionar rápidamente la boca para sacar de ella cuerpos extraños si los hubiera, incluidas las dentaduras postizas.
- Si la víctima se hubiera atragantado con algo, volverla de costado y darle fuertes golpes con la mano en la espalda, entre las paletillas, Si no expulsa el cuerpo extraño, practicar el método de HEIMLICH.
Práctica de la respiración
- Arrodillado junto a la víctima.
- Coloque una mano en la nuca, la otra en la frente; procure elevar la de la nuca y empujar con la de la frente, con lo que habrá conseguido una buena extensión de la cabeza.
- Sin sacar la mano de la nuca, que continuará haciendo presión hacia arriba, baje la de la frente hacia la nariz y con dos dedos procure ocluirla totalmente. Inspire todo el aire que pueda, aplique su boca a la de la víctima y sople con fuerza.
- Si es un niño, sóplele a la vez en nariz y boca, y modere la cantidad y fuerza de su soplido, insuflándole el aire sin hacer la inspiración forzada que señalábamos para el adulto.
- Retire su boca y verifique si sale el aire que usted insufló por la boca del accidentado. Si no sale es que no entró por no estar bien colocada la cabeza. Extiéndala más aún, echando más hacia atrás la frente y compruebe que entra el aire, viendo cómo se eleva el pecho del accidentado cuando usted insufla aire.
- Si aun así no puede cerciorase que entra aire en su tórax, seguramente será debido a que la glotis (garganta) está obstruida por la caída de la base de la lengua. Para colocarla en buena posición debe hacerse lo siguiente: con la mano que estaba en la nuca empújese hacia arriba el maxilar inferior, haciendo presión en sus ángulos, hasta que compruebe que los dientes inferiores están por delante de los superiores. En esta posición es seguro que la base de la lengua no obstruye la glotis y que el aire insuflado puede penetrar en los pulmones, elevando su pecho, lo que siempre es fácil de verificar.
- Repita las insuflaciones cada 5 segundos (unas 12 ó 14 por minuto).
- Si empieza a recuperarse, acompase el ritmo de las insuflaciones al de la respiración del accidentado.
- Por último, no olvide tomar el aire suficiente para evitar mareos, etc.
Masaje Cardíaco Externo
Si además de que no respira y está inconsciente, se observa que el accidentado está muy pálido, carece de pulso en la muñeca y cuello, tiene las pupilas dilatadas y no se oyen los latidos cardíacos, es muy probable que se haya producido una parada del corazón, por lo que se debe proceder a practicar, además de la respiración artificial boca a boca, el masaje cardíaco externo, con arreglo a la siguiente técnica:
- La persona encargada de practicarlo se coloca de rodillas al lado de la víctima, aplicando la parte posterior de la palma de la mano sobre el esternón, cuatro o cinco centímetros por encima de la "boca del estómago". La palma de la otra mano se coloca sobre la de la primera.
- Se ejerce una presión firme y vertical al ritmo de 100 a 120 veces por minuto. Al final de cada acto de presión se suprime este para permitir que la caja torácica, por su elasticidad, vuelva a su posición de expansión.
- El masaje cardíaco (compresiones torácicas) puede agotar fácilmente a quien lo realiza, de modo que las compresiones acaban siendo demasiado débiles para que la sangre circule de forma eficaz. Por lo tanto, si están presentes dos o más rescatadores, deben intercambiarse cada 2 minutos o antes si el rescatador que efectúa las compresiones comienza a sentirse cansado.
- Si es solamente una persona la que presta los auxilios, comenzará con la respiración boca a boca, realizando 5 insuflaciones, para continuar con la siguiente pauta:
- 30 presiones esternales-2 insuflaciones
- 30 presiones esternales-2 insuflaciones
Aproximadamente cada 2 minutos, hay que verificar la eficacia circulatoria tomando el pulso en la carótida. Y así hasta la recuperación o fallecimiento del accidentado.
Heridas y Hemorragias
Heridas: Se considera herida leve la que afecta exclusivamente a la capa más externa de la piel, en la que no interviene ningún factor específico de gravedad. Su tratamiento irá dirigido a prevenir una infección:
- Desinfectar la herida dejándola bien visible, para después limpiarla con agua y jabón y, por último, aplicar un antiséptico.
- Vendar la herida, tapándola con una gasa y sujetándola con esparadrapo.
- Prevenir la infección (puede ser aconsejable ponerse la vacuna antitetánica).
Ante una herida leve no se debe utilizar algodón para evitar dejar restos. Tampoco hay que manipular la herida tratando de retirar cuerpos extraños enclavados en la misma. No deben usarse antisépticos de color ni polvos, cremas o pomadas.
Las heridas graves suelen llevar asociada una patología más grave que la propia herida, debiendo limitarse la cura a realizar la primera atención para que posteriormente sea tratada en un Centro Sanitario:
- Controlar los signos vitales, la consciencia, la respiración y el pulso.
- Explorar la herida en busca de deformidades y síntomas de fracturas y hemorragias.
- Cubrir la herida con material estéril o lo más limpio posible.
- Evacuar urgentemente al herido.
Hemorragias: Se clasifican en:
- Hemorragias internas
- Hemorragias externas
Ante cualquier tipo de hemorragia se debe actuar de la siguiente forma:
- Tumbar al accidentado en posición horizontal con los miembros inferiores elevados.
- Buscar una hemorragia externa, a veces oculta por la ropa, deteniéndola mediante compresión o torniquete. O si hay signos de hemorragia interna como signos de colapso, palidez, sed, ansiedad, frío y/o taquicardia.
- Arropar al accidentado y evitar cualquier movimiento.
Tratamiento
Con el fin de evitar la pérdida de sangre, se deberá efectuar una presión en el punto de sangrado con un apósito limpio durante al menos diez minutos, elevando a su vez el miembro afectado a una altura superior a la del corazón de la persona accidentada.
Si se trata de una hemorragia de nariz, se efectuará una presión directa sobre la ventana sangrante contra el tabique nasal, manteniéndola durante un mínimo de cinco minutos. Esta operación se realizará inclinando la cabeza hacia delante para evitar la posible inspiración de coágulos.
Quemaduras
Son lesiones de la piel y otros tejidos provocadas por diferentes causas como el calor, la electricidad, productos químicos.
Se clasifican en:
- Quemaduras de primer grado: la piel está enrojecida (eritema).
- Quemaduras de segundo, grado: la parte interior de la piel (dermis) se quema, formándose ampollas (flictena) llenas de un líquido claro.
- Quemaduras de tercer grado: la piel está carbonizada y los músculos, vasos y huesos pueden estar afectados
La gravedad de las quemaduras depende de:
- Su extensión.
- Localización
- Suciedad o no de la misma
- Fragilidad del quemado
Tratamiento
- La primera acción a realizar es suprimir la causa que produce la quemadura, procediendo a apagar las llamas, desconectar la corriente o eliminar los productos químicos.
- Mantener los signos vitales, haciendo frente a los síntomas de asfixia por la posible inhalación de humos.
- Examinar el cuerpo de la persona accidentada, comprobando si se han producido hemorragias para tratar en primer lugar la lesión más grave.
- Aplicar agua en abundancia en la quemadura para enfriarla y reducir el dolor, quitando ropas, joyas y todo aquello que mantenga el calor, salvo que se encuentren adheridos a la piel. Si aparecen temblores, tapar a la persona herida con una manta.
- Cubrir la lesión con un vendaje flojo y húmedo, poniendo al herido en posición lateral si sus lesiones lo permiten para evitar la obstrucción de las vías respiratorias.
- Tratar la quemadura solamente con agua sin aplicar otro tipo de sustancias que puedan ensuciar, infectar o encubrir la herida.
- Evitar darle a la persona accidentada líquidos o sólidos por vía oral para evitar la posible aparición de vómitos que compliquen más la situación.
Desmayos y lipotimias
Pérdida súbita de conocimiento de corta duración ( de 2 a 3 minutos)
Tratamiento
- Aflojar la ropa alrededor del cuello y cintura.
- Traslado a un ambiente de aire puro.
- Tumbarlo en posición horizontal con las piernas elevadas.
Epilepsia (Convulsiones)
Afección crónica de diversa etiología caracterizada por crisis convulsivas.
Tratamiento
- Despejar el entorno de cualquier objeto que pueda herir al enfermo.
- Deslizar una manta o ropa debajo del afectado para amortiguar los golpes.
- Poner un trozo de madera entre los dientes para evitar que se muerda la lengua.
Lesiones Oculares
En accidentes leves, limpiar el ojo con agua abundante manteniendo los párpados abiertos.
Si los problemas no disminuyen, se tapará la zona afectada con gasas húmedas y se procederá al traslado a un Centro Sanitario. Si las molestias son muy importantes, se taparán los dos ojos para prevenir las lesiones más graves que el movimiento del ojo no afectado puede provocar en la persona accidentada.
Nunca han de frotarse los ojos, ni aplicar colirios para no acentuar la gravedad de la lesión.
Botiquín de urgencias
Todos los centros de trabajo deben disponer de botiquines, los cuales estarán dotados, como mínimo, de los siguientes materiales:
- 1 envase de agua oxigenada (10 volúmenes de 250 ml)
- 1 envase de polividona yodada (100 ml)
- 1 envase de tul engrasado
- 1 envase de pomada para quemaduras
- 1 envase de gasas estériles de 20x20
- 4 vendas (2 vendas de 5x5 y 2 vendas de l0xl0)
- 1 esparadrapo
- 1 envase de tiritas
- 1 torniquete o goma para hacer compresión
- 2 guantes estériles de un solo uso
- 1 pinzas y 1 tijeras
- 1 envase de pomada antiinflamatoria
- 1 envase de analgésico paracetamol
- 1 envase de ácido acetilsalicílico
-
Autor(es): Luis Maita, Obra: Primeros auxilios: proteger, alertar, socorrer, Publicación: , Última actualización: , Lugar de publicación: Madrid, URL: https://www.discapnet.es/salud/salud-laboral/prevencion-de-riesgos-laborales/primeros-auxilios-proteger-alertar-socorrer
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